La infancia de Patricia estuvo atravesada por la celiaquía y así lo recuerda: “Mi niñez, a diferencia de la que hoy puede tener un chico que tenga esta intolerancia, no me trae buenos recuerdos. Una de las cosas que me pasaban era que mis amigos no querían jugar conmigo en el colegio porque comía cosas distintas a ellos. Hoy, por suerte, se ve el efecto del avance y la concientización que hay con respecto a este tema y esas cosas ya casi no ocurren” y agregó: “Ahora podes ir a un restaurante y encontrar cosas para celíacos o comer lo mismo que el resto en cualquier evento social. Todo esto ocurre porque, con el tiempo, mucha gente entendió que la celiaquía no es una enfermedad, sino que es una intolerancia al gluten y un tipo de alimentación diferente.”
Por su parte, Mia Carola, hija de Patricia, se enteró a los 7 años que era celíaca al igual que su mamá: “Hago gimnasia artística desde que soy muy chica y siempre hice deporte de alto rendimiento. Un día, mi entrenadora notó que tenía el abdomen “hinchado” y, sabiendo que mi mamá tenía esta intolerancia, le sugirió que me haga el análisis. Cuando le dieron el resultado del estudio a mis papás, me contaron y, en ese momento, me puse a llorar. Igual, se me pasó rápido y me comí unos panqueques. Sin T.A.C.C., obvio.”
Además, Mia, asegura que no le costó adaptarse a la dieta porque siempre acompaño a su mamá y tiene la certeza de que su infancia fue diferente a la de Patricia: “Antes la gente no estaba tan informada y, quizás, se alejaba porque te veía comer cosas distintas, pero ahora eso no pasa. Mis amigas y yo comemos lo mismo, incluso muchos quieren comer las cosas que no tienen gluten.”
“Hoy, después de mucho tiempo, noto un cambio enorme. La gente logró entender que, con hacer simplemente una dieta, uno se siente y está sano. En la actualidad, a diferencia de lo que pasaba cuando yo era chica, hay personas que eligen seguir este tipo de dietas porque se sienten mejor y es muy saludable”, explicó Patricia.
“Después de padecer durante gran parte de mi vida la celiaquía, queriendo comer cosas que no podía o teniendo que trabajar mucho para comer lo que me gustaba adaptándolo a la dieta, puedo decir que hoy me siento feliz de ver que los celíacos tenemos una oferta enorme de alimentos y ya no estamos tan excluidos”, declaró Patricia y reflexionó: “Cuando me enteré que mi hija era celíaca me angustié un poco pero después entendí que ella no iba a pasar lo mismo que yo. Ahora, ambas podemos llevar una vida igual a la de cualquiera, con una alimentación saludable y variada.”
“Quise enseñarle a mi hija que esto no es un drama, que no es complicado, que uno puede tener una vida maravillosa y disfrutar de la comida. Yo me cuidé siempre y no tuve que vivir obsesionada. Vivo feliz y relajada, viviendo una vida libre de gluten y eso es lo que quiero que todos sepan,” reflexionó Patricia.
Para finalizar, Mia Carola meditó: “Mi mamá es mi gran ejemplo, ella me enseñó que no hay que avergonzarse ni sentirse mal por tener esta alergia. Sé que nosotras y todas las personas celíacas del mundo podemos disfrutar de la comida y tener una vida sana y hermosa. Por nuestra parte, mamá y yo seguiremos compartiendo esto que nos une y vamos a intentar que todos tengan acceso a la alimentación que necesitan y que le pierdan el miedo a la celiaquía.”