El trabajo se titula "Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques" y lo llevaron a cabo la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en conjunto con el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC).
El aporte, en números
- Las comunidades originarias evitaron una gran cantidad de emisiones de CO2 en Brasil, Colombia y Bolivia.
- Es como si se hubieran sacado de circulación entre 9 y 12,6 millones de vehículos durante un año.
- Los pueblos originarios ocupan una quinta parte de la superficie total de América Latina.
- Son 404 millones de hectáreas en la región.
- Casi el 60% están en la cuenca del Amazonas.
Un beneficio para todos
"Ese es el servicio que están aportando los pueblos indígenas y tribales a toda la sociedad", dijo el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, al presentar el informe.
"Los pueblos indígenas y tribales, y los bosques en sus territorios, cumplen un papel vital en la acción climática global y regional, y en la lucha contra la pobreza, el hambre y la desnutrición", dijo Berdegué. "Sus territorios contienen alrededor de un tercio de todo el carbono almacenado en los bosques de América Latina y el Caribe y el 14% del carbono almacenado en los bosques tropicales de todo el mundo", agregó.
Entre 2000 y 2016, en las áreas indígenas de la región, la zona de bosque intacto se redujo casi el 5%. EN cambio, en las regiones donde no viven esas comunidades se taló más del doble de bosques: un 11%. Quien aportó los datos fue Myrna Cunningham, presidenta de FILAC.
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Los pueblos originarios ocupan una quinta parte de la superficie de América Latina y así ayudan en la reducción de emisiones de carbono.
Peligros para los guardianes del bosque
Hay distintas razones que convierten a los pueblos originarios en estos grandes guardianes. Entre ellas, factores culturales y el papel de los conocimientos tradicionales. También algunas políticas de incentivo forestal así como distintas restricciones que ponen al uso de suelo. Además, el vivir en lugares de difícil acceso y la baja rentabilidad de la agricultura.
Para la FAO, mejorar la seguridad de la tenencia de estos territorios es una forma eficiente y rentable de reducir las emisiones de carbono.
Sin embargo esa función protectora "está cada vez más en riesgo, en un momento en que la Amazonía se acerca a un punto de inflexión, que podría tener impactos preocupantes en las precipitaciones y en la temperatura y, eventualmente, en la producción de alimentos y el clima global".
Con información de agencia AFP