Política y fútbol

El día que Boca y River fueron los "culpables" del inicio de la guerra (no tan fría) entre Conmebol y FIFA

"En los pasillos de la FIFA se comenta..." será una sección semanal en la que se tocará un tema político del fútbol. Su primera entrega: Boca y River rompiendo relaciones entre Conmebol y FIFA.
Javier Lanza
por Javier Lanza |
El día que Boca y River fueron los culpables del inicio de la guerra (no tan fría) entre Conmebol y FIFA

Lionel Messi sube un escalón, después dos, y ya está en el podio. Lo recibe el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Gabriele Gavira, sigue con Claudio Tapia (presidente de la AFA), luego le choca la mano al secretario general de la UEFA, Theodore Theodoridis, hace lo propio con José Astirraga, secretario general de Conmebol, para al final recibir las felicitaciones de Aleksander Ceferin y de Alejandro Dominguez, presidentes de UEFA y Conmebol, respectivamente. Después espera a que le entreguen lo que estaba buscando desde que llegó a Wembley: el trofeo de la Finalíssima para ir a festejar su segundo título con la Selección Argentina.

La escena por si sola no muestra nada ajeno a una premiación cualquiera de una final de torneo. Sin embargo, para los que suelen entender a todo hecho como político se entiende la ausencia de una pata fundamental de la historia: la FIFA. O mejor dicho, de alguno de los dirigentes, quienes dijeron ausente a una Finalissima que desnudó por completo el momento de la mala relación entre la Conmebol y la FIFA. A pesar de tener la justificación de estar en Marruecos observando la final de la Liga de Campeones de África, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dejó claro el vacío que le hizo al partido que terminó con la consagración argentina ante Italia.

Y por si fuera poco, para confirmarlo, al no estar en el calendario FIFA, la entidad madre del fùtbol mundial declaró al partido entre el campeón de la Copa América y la Eurocopa como un mero amistoso. Así lo reflejaron los puntos que le otorgó por la victoria para el Ranking FIFA al equipo que dirige Lionel Scaloni. Según el Ranking, Argentina sumó un coeficiente de 10 puntos por ese encuentro ante Italia, lo mismo que suma un partido amistoso en fecha FIFA. Es decir que los puntos de la Scaloneta fue lo mismo para esta tabla ganarle a la Azzurra en Wembley por un título oficial que a Estonia en España, en un partido repleto de habituales no titulares. Muchos esperaban que el coeficiente por ganarle a Italia fuera de 40, como tenían todos los partidos de la por ahora desaparecida Copa de las Confederaciones (que reunía a las selecciones campeonas de su torneo continental el año previo al Mundial.

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¿Pero en qué momento se rompió la relación entre Alejandro Domínguez e Infantino? La relación comenzó siendo muy cercana. En marzo del 2016 (foto), a poco de haber asumido al frente de la FIFA, el suizo realizó su primera visita presidencial nada menos que a la sede de la Conmebol, en Luque, Paraguay, para demostrar su total apoyo al flamante presidente de una Confederación Sudamericana que había sido la más afectada por la corrupción de sus dirigentes en el mundialmente famoso FIFA Gate. Esa misma Conmebol que le había dado sus diez votos a Infantino en las elecciones que lo sentaron en el sillón con más poder del fútbol.

La génesis de la guerra fría entre Conmebol y FIFA: la participación de Boca y River en la Asociación Mundial de Clubes

Pero hubo un hecho que quebró todo para siempre. Por lo menos del lado de Domínguez. Sucedió el 15 de noviembre de 2019, y ese no fue otro que la creación de la Asociación Mundial de Clubes de Fútbol, que contó con la participación de dos protagonistas argentinos que terminan siendo la génesis del conflicto: Daniel Angelici y Rodolfo D'Onofrio. O mejor dicho Boca y River, dos de los clubes más importantes del fútbol sudamericano. El paraguayo que comanda los destinos del fútbol de Sudamérica explotó de furia cuando se enteró que Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid y de la Asociación Mundial de Clubes, había invitado a dos de sus pesos pesados sin avisarle.

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En ese mismo momento, Domínguez supuso que la FIFA iba por los clubes de Conmebol y que si los captaba ofreciéndoles más ganancias económicas su confederación sufriría un golpe tremendo porque los equipos sudamericanos iban a ir a tocar la puerta en Zurich y no la suya en Asunción. Ese enojo se expandió para con los líderes políticos de los dos clubes más grandes de Argentina, a quienes contaba “de su lado”, y no esperaba que negocien a sus espaldas.

¿Pero qué habían negociado en esa reunión en la casa madre del fútbol? La FIFA iba con todo por la creación del Mundial de Clubes de muchos más clubes que la edición que se juega desde el 2005. Los equipos que tuvieron a sus presidentes en la reunión, además de Boca y River, fueron Real Madrid, Milan, América de México, Auckland City, Guangzhou Evergrande (China) y TP (Tout Puissant) Mazembe, de Congo. A casi tres años de esa reunión, los miembros siguen siendo solo los presentes ese día.

La idea de Infantino era reemplazar la Copa Confederaciones por un Mundial de Clubes de 24 equipos y que se dispute cada cuatro años. Una fuente cercana a esa reunión fundacional, no solo de la nueva entidad de clubes, si no que también de la guerra fría entre Domínguez e Infantino, le contó a A24.com que el propio Infantino le aseguró a Daniel Angelici que Boca estaría adentro del próximo Mundial de Clubes con más equipos “tenga el derecho deportivo o no”.

La guerra (no tan) fría entre Alejandro Domínguez y Gianni Infantino

“A partir de ahí, la Conmebol empezó una guerra sin piedad. FIFA decía A y Conmebol hacía B”, coinciden algunos hombres que compartieron dichas reuniones. Domínguez hacía que cada propuesta se termine en un reclamo. Y encima llegó la pandemia. Para ese momento crítico del mundo la FIFA armó una mesa de crisis que se realizaba cada dos semanas para que las confederaciones cuenten como venía el panorama y qué planes tenían para el regreso del fútbol. Sin embargo, y pese a las diferencias, funcionarios se acercaron para que Sudamérica sostenga su formato y complete las eliminatorias rumbo a Qatar en tiempo y forma.

En una entrevista con el Diario Clarín, en abril del 2020, Domínguez ya mostraba como estaba la relación con Infantino: "Me sentí sorprendido (NdeR: la FIFA hablaba de Mundial cada dos años). Es legítimo que el presidente de la FIFA tenga ideas sobre el fútbol... más vale... lo que sí es que esos cambios de los que habla deben darse de forma institucional. Hay un Consejo Ejecutivo de la FIFA y hay un Buró que integran los presidentes de las 6 Confederaciones. Los cambios deben discutirse, aprobarse o rechazarse en esos ámbitos. Entonces, en este momento crítico que vive el mundo, no solo el fútbol, hablar de cambios no es correcto. En ese momento hay que ser solidarios con la humanidad, no pensar en la política".

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Otro punto destacable de la relación es que Conmebol, que en su momento apoyó el Mundial cada dos años, en septiembre de 2021 cambió su postura radicalmente: "Ante el proyecto de realizar la Copa del Mundo cada dos años, la CONMEBOL, tras una ronda de consultas con referentes del fútbol sudamericano, considera oportuno manifestar su posición frente a esta iniciativa con base en los siguientes fundamentos. Si bien en algún momento la CONMEBOL apoyó el proyecto en cuestión, análisis técnicos mostraron que es altamente inviable".

¿Cómo le hacía sentir FIFA el "vuelto" de tanto planteamiento? En las elecciones que tiene periódicamente en sus distintos organismo. Comisiones como Disciplina o Ética tenían postulantes propuestos por Conmebol y cuando antes eran una fija en la elección, hoy miran de costado cómo el camino está bloqueado. Un ejemplo más clarificador es que la FIFA propuso a una dirigente sudamericana (por fuera de Conmebol) para un organismo y si fue votada. Marcar la cancha le dicen.

Conmebol - UEFA, una relación que tiene mucho de conveniencia y a FIFA en la mira

La Finalissima fue una muestra clara de que los caminos de Conmebol y UEFA buscan coincidir lo más posible para quitarle poder a Infantino. Domínguez y Ceferin (presidente de la UEFA) se muestran mucho juntos y comunican cada paso que ambas confederaciones logran coincidir. En eso está la Nations League, ese torneo que le permite a las selecciones europeas jugar entre las clasificaciones a la Euro y al Mundial, y al que Sudamérica quiere meterse para tener rodaje contra las potencias del Viejo Continente. Desde Asunción bregaban porque ya en esta edición se sumen sus diez selecciones, pero UEFA todavía no lo consideraba.

Pero hace un par de años, la FIFA estaba organizando la Nations League global para que todas las selecciones puedan participar. Las rispideces hicieron que Conmebol busque en UEFA a su aliado para sacarle poder a la casa madre del fútbol. Pero por ahora hubo intercambio de árbitros para competencias, la Finalissima y la Intercontinental entre los campeones de la Copa Libertadores Sub-20 y la Youth Champions League. Domínguez quiere reflotar la Copa Intercontinental, pero no está en el calendario probable aún.

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La última muestra de la pelea Conmebol-FIFA: la carta de Domínguez contra Infantino

El 15 de junio Domínguez, con una carta enviada a FIFA, volvió a mostrar sus garras mandándole una carta a Infantino expresando su descontento con las poco felices declaraciones del francés Arsene Wenger ("Si Kylian Mbappé hubiera nacido en Camerún, no se habría convertido en el delantero que es hoy. Está Europa y el resto del mundo'") y a "la aprobación de los cinco cambios permitidos para cada equipo durante los partidos oficiales".

La parte más clara de las rotas relaciones entre los líderes de CONMEBOL y FIFA asegura que "debo señalar el hecho de que esta decisión se llevó a cabo sin un proceso de consulta que claramente hubiera enriquecido el debate. Por lo menos, a la CONMEBOL y a sus Asociaciones Miembros no se les solicitó opinión o análisis sobre este asunto, que es una práctica excluyente que se ha repetido en los últimos tiempos y que nos preocupa gravemente. El camino de las imposiciones y decisiones desatendidas suscita recelos y desconfianza. Un fútbol de mayor calidad, inclusivo y con un fuerte sentido de la justicia deportiva será trabajo de todos, necesitamos un marco de cooperación, pluralidad y libre intercambio de ideas y experiencias".

Claro, como que a pesar de ser política y todo se puede solucionar, los caminos de Alejandro Domínguez y Gianni Infantino están cada vez más alejados, por "culpa" de aquella reunión a la que fueron invitados Boca y River.

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