En esas condiciones es inimaginable que pudiera tomar parte en concursos como el individual, el salto o el de suelo, donde los elementos de riesgo son consustanciales. El programa alargado un día más de la gimnasia en estos Juegos le ha dado a Biles margen para intentar salir del laberinto en el que estaba.
La barra de equilibrios es un aparato menos exigente en términos acrobáticos y ahí puede modular su ejercicio. En esta ocasión su objetivo no será ganar, ni sumar una medalla a un palmarés inigualable en la gimnasia moderna. Biles es un símbolo como deportista; mujer negra abandonada por sus padres y adoptada por sus abuelos; víctima como otras muchas de abusos sexuales por el médico de la selección estadounidense Larry Nassar y voz contundente en defensa de los derechos y el bienestar de sus compañeras. Si reaparece este martes, quién sabe si en su última competición oficial, es para dar una señal de superación, no de superioridad.