Una pareja fingió participar de una misa en una parroquia de Santa Fe y robó a una feligresa que estaba rezando. El hecho quedó registrado por las cámaras de seguridad y generó indignación entre los vecinos del barrio Guadalupe.
El video del indignante robo a una mujer mientras rezaba en una parroquia. (Foto: gentileza Aire Digital)
Un insólito y alarmante episodio ocurrió dentro de una iglesia del barrio Guadalupe, en la ciudad de Santa Fe, donde una feligresa fue víctima de un robo mientras participaba de la misa. El hecho, que fue registrado por las cámaras de seguridad del templo, generó indignación entre los vecinos y fieles de la parroquia San Pablo Apóstol.
El robo ocurrió en un contexto de recogimiento y oración, donde los asistentes jamás imaginaron que entre los presentes se encontraban dos personas que simularon ser fieles para delinquir. El caso está siendo investigado por la Policía santafesina, que ya cuenta con imágenes claras de los responsables y avanza con las tareas de identificación.
Las grabaciones de las cámaras de seguridad de la parroquia -gentileza Aire Digital- captaron con claridad toda la secuencia del robo. En ellas se observa cómo un hombre y una mujer ingresan con actitud tranquila al templo. Ambos toman un cuadernillo litúrgico, se sientan por un momento en los bancos y fingen seguir la ceremonia.
Después de unos minutos, el hombre le entrega el cuadernillo a la mujer, y acto seguido ambos se arrodillan detrás de una feligresa que estaba rezando, con evidente devoción, sin advertir que se convertiría en víctima de un hurto planeado.
Tras un breve intercambio de palabras entre los delincuentes, el hombre estira el brazo con disimulo y sustrae un porta tarjetas que la mujer había dejado junto a ella, sobre el banco. La maniobra fue tan rápida y sigilosa que pasó desapercibida para todos los presentes.
Al finalizar la misa, la víctima salió del templo y se dirigió a su vehículo. Fue allí donde notó que le faltaban objetos personales. En un primer momento pensó que podía haber olvidado las tarjetas en la iglesia, por lo que volvió a consultar con los responsables del lugar y pidió revisar las cámaras de seguridad.
“Pensé que me había olvidado las tarjetas en la parroquia. Les pedí las cámaras, y en los cuatro videos se ve a los que me robaron”, relató la mujer, aún conmocionada por lo ocurrido.
El porta tarjetas robado contenía su Documento Nacional de Identidad, carnet de conducir y otra documentación personal, lo que la obligó a iniciar una denuncia formal en la Comisaría 8° de Santa Fe y a comenzar los trámites para reponer toda la documentación en las oficinas del Prado Español.
La sorpresa fue mayor cuando la víctima, ya en las oficinas del Prado Español, mostró las imágenes del robo a los empleados del lugar. Varias personas identificaron a los delincuentes, quienes ya habían sido vinculados a otras situaciones sospechosas en el barrio Guadalupe.
Esta información fue puesta a disposición de las autoridades policiales, que ya trabajan con las grabaciones como prueba central. Se espera que en las próximas horas se avance en la identificación plena y eventual detención de los autores del robo.
El caso generó un profundo rechazo entre los vecinos y asistentes habituales a la parroquia. No solo por el robo en sí, sino por la modalidad con la que fue ejecutado, en un contexto de misa y con total frialdad.
La modalidad utilizada por los delincuentes no fue improvisada. El análisis de los videos muestra una conducta organizada, con roles definidos y un accionar sincronizado. Mientras uno distraía, el otro ejecutaba la maniobra.
Fuentes cercanas a la investigación no descartan que este mismo dúo haya perpetrado robos similares en otros templos o espacios públicos, aprovechando el ambiente de distracción o relajación de los presentes.
La denuncia ya fue remitida a la Fiscalía correspondiente, que trabaja sobre los rostros captados por las cámaras, los cuales podrían ser comparados con bases de datos de antecedentes o registros delictivos de la zona.
Además de la pérdida material, la mujer debió iniciar un largo proceso de reposición de documentos, lo que implica trámites, demoras y costos. La situación también le provocó un profundo impacto emocional, no solo por el hecho delictivo en sí, sino por el lugar y el momento en que ocurrió.
“Todavía no puedo creerlo. Nunca pensé que me iba a pasar algo así dentro de la iglesia. Uno viene acá buscando paz, y se encuentra con esto”, expresó con tristeza.
El caso abrió un nuevo debate sobre la necesidad de revisar protocolos de seguridad en iglesias y templos religiosos, especialmente aquellos que no cuentan con personal permanente o vigilancia externa.
Las cámaras de seguridad de la parroquia ofrecen una secuencia clara y detallada del robo, lo que representa una prueba clave para el avance de la causa. Las autoridades trabajan en el análisis facial de los sospechosos, y ya se recopilaron declaraciones de testigos y empleados que reconocieron a los autores.
Además, no se descarta que el material visual pueda ser compartido con otras comisarías de la ciudad para cruzar información con otros hechos delictivos recientes.
