La investigación por el asesinato de Virginia Franco, la psiquiatra de 68 años hallada muerta en su vivienda de City Bell, continúa avanzando mientras los investigadores reconstruyen las últimas horas de la víctima.
El hombre que mantenía un vínculo cercano con la psiquiatra fue demorado tras alertar a la Policía sobre la falta de respuestas de la víctima. La causa avanza con nuevas precisiones forenses y bajo la hipótesis de un homicidio.
La investigación por el asesinato de Virginia Franco, la psiquiatra de 68 años hallada muerta en su vivienda de City Bell, continúa avanzando mientras los investigadores reconstruyen las últimas horas de la víctima.
Hasta el momento, el único demorado es Pablo Adrián Bozza, de 47 años, quien fue la persona que dio aviso a la Policía y que mantenía una relación cercana con la mujer. Su presencia en el lugar del hallazgo y su vínculo con ella lo ubicaron inicialmente en el centro de las primeras diligencias, aunque su situación procesal aún no fue definida.
Bozza nació el 12 de mayo de 1978, es argentino, divorciado y reside en La Plata. Según el parte oficial, al ser identificado en la puerta de la casa de Franco aseguró ser amigo de la psiquiatra y desempeñarse como Gerente Operativo en la Caja de Seguridad Social para los Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires.
Fue él quien, a las 10.30 de la mañana del domingo, llamó a las autoridades para denunciar que la víctima no respondía a sus mensajes ni llamados desde hacía un día, lo que despertó su preocupación.
Al llegar a la vivienda ubicada en la calle Cantilo entre 15A y 17, en la localidad de City Bell, Bozza contó que encontró la tranquera de ingreso abierta.
Según el informe policial, ingresó al predio acompañado por personal de la fuerza, y a través de una ventana lograron visualizar el cuerpo de la mujer tendido en el piso, rodeado de sangre y dentro de un ambiente completamente revuelto, con pertenencias tiradas y signos de desorden generalizado.
El escenario observado por la Policía reforzó la posibilidad de un ataque violento. La víctima, que vivía sola y no tenía hijos, fue encontrada en ropa de cama, con lesiones visibles y en un charco de sangre. Ante esa situación, se llamó de inmediato a los servicios de emergencia.
Versiones recogidas entre vecinos y fuentes policiales indicaron que Bozza mantenía una relación estrecha con la psiquiatra y tenía acceso habitual a su entorno personal. Incluso trascendió que administraba algunas de sus cuentas bancarias, un dato que los investigadores consideraron relevante en esta etapa preliminar.
Algunos testimonios de la zona señalaron además que el hombre “no era simpático” entre los residentes, lo que sumó elementos a la reconstrucción de su perfil y su vínculo con la víctima, aunque por el momento no hay evidencia concreta que lo situe como responsable del ataque.
La autopsia realizada al cuerpo de Virginia Franco reveló que la mujer sufrió múltiples heridas cortantes y falleció a causa de un shock hipovolémico. El informe forense precisó que la psiquiatra “perdió mucha sangre” como consecuencia de un corte profundo en el cuello.
Además, presentaba lesiones defensivas en manos y antebrazos, lo que indica que luchó para intentar protegerse del ataque. También registraba un golpe fuerte en el rostro, cortes en un dedo y una herida en el mentón.
Las conclusiones médicas confirmaron que la muerte fue violenta y que la víctima enfrentó a su agresor. Frente a estos elementos, la causa fue recaratulada como “homicidio en ocasión de robo”, dado que durante la inspección en la vivienda se constató desorden y la falta del teléfono celular de la mujer.
El asesinato fue descubierto luego de la alerta de Bozza y de su ingreso al domicilio junto a la policía. Tras el hallazgo, el hombre fue demorado de forma preventiva para tomarle declaración y esclarecer su rol en el hecho.
Sin embargo, luego recuperó la libertad y, según informaron fuentes judiciales, no está imputado por el momento, aunque sigue bajo análisis de los investigadores debido a su cercanía con Franco y al dato sobre el manejo de sus cuentas bancarias.
La Policía continúa con el relevamiento de cámaras de seguridad, tanto públicas como privadas, con el objetivo de reconstruir los movimientos previos y posteriores al hecho. La fiscalía busca determinar si hubo ingreso de terceros a la vivienda, si existió un conflicto previo o si el crimen responde estrictamente a un robo que se tornó violento.