La desesperación de un padre
Fabián, el padre del menor, habló con medios televisivos y brindó un relato desgarrador. “Yo estaba esperando el colectivo con él. Primero escuché una explosión, pensé que era una moto y de repente empezaron a tirar cuatro tiros más. Ahí me di cuenta de que se estaban agarrando a tiros. Cuando quiero tirar al piso a Thiago, ya lo había herido una bala”, relató visiblemente conmocionado.
Con su hijo herido en brazos, Fabián comenzó a pedir ayuda desesperadamente. “Empecé a gritar ¡Ayuda! ¡Por favor! Ahí apareció un hombre en un auto, nos levantó y nos llevó al hospital Ballestrini. Lo último que me dijo fue ‘papá’. Siento que fue una pesadilla”, agregó entre lágrimas.
Internado en estado crítico
Desde el Hospital Ballestrini, el menor fue trasladado de urgencia al Hospital de Niños de San Justo, donde se encuentra internado en terapia intensiva. Los médicos confirmaron que su estado es grave, con pronóstico reservado, y que las próximas horas serán clave para observar su evolución.
Mientras tanto, la familia de Thiago lanzó un pedido colectivo de oración por su salud, y numerosas organizaciones vecinales y cuentas en redes sociales se sumaron con mensajes de apoyo bajo el hashtag #FuerzaThiago.
Los asaltantes: un muerto, un detenido y dos prófugos
El resultado del tiroteo dejó también un saldo policial: uno de los delincuentes murió en el lugar, otro fue detenido por efectivos que llegaron minutos después, y los otros dos lograron escapar. La investigación se encuentra en curso y está a cargo del fiscal Diego Rulli, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios.
El fiscal Rulli ordenó el levantamiento de rastros en el lugar del hecho, la recolección de casquillos, cámaras de seguridad y la toma de testimonios a los vecinos que presenciaron la escena.
Uno de los puntos clave será determinar si el policía actuó en legítima defensa o si su reacción fue desmedida para la situación. La pericia balística y las declaraciones de testigos serán fundamentales para reconstruir los segundos fatales que derivaron en la tragedia.
La intervención del agente genera un debate inevitable: ¿actuó bajo los protocolos de legítima defensa o expuso a terceros con una reacción peligrosa?. Desde el entorno del efectivo aseguran que fue sorprendido por los ladrones y no tuvo más opción que repeler el ataque, pero la aparición de un niño herido de gravedad vuelve complejo cualquier análisis simplista.
El caso abre una vez más una discusión recurrente en la Argentina: el uso del arma de fuego por parte de agentes de seguridad que se encuentran fuera de servicio. ¿Cómo medir la proporcionalidad? ¿Qué sucede cuando hay civiles inocentes en la línea de fuego?
Vecinos de Ciudad Evita se mostraron profundamente conmocionados por lo sucedido. Algunos relataron que escucharon los disparos y salieron de sus casas a los pocos minutos. Otros dijeron que esa esquina ya ha sido escenario de hechos delictivos frecuentes, aunque jamás de esta gravedad.
“A esa hora ya hay gente esperando el colectivo, padres con chicos, laburantes. No puede ser que pase esto”, expresó una vecina a un canal de televisión local. Muchos reclamaron mayor presencia policial, iluminación y cámaras en una zona que se volvió peligrosa con el correr de los años.
Más allá de la investigación judicial, lo cierto es que la imagen de Thiago herido en brazos de su padre atraviesa a toda la comunidad. Su corta edad, el contexto en que ocurrió todo —esperando el colectivo escolar con su mochila al hombro— y la violencia absurda que lo rodeó convirtieron al caso en un símbolo del desamparo cotidiano.
No fue un ajuste de cuentas, ni un caso aislado entre delincuentes. Fue un niño inocente atravesado por una bala en una escena urbana común.
Mientras la justicia intenta determinar responsabilidades y establecer el grado de culpa de cada protagonista, la familia de Thiago espera minuto a minuto su evolución médica. En redes sociales, miles de personas envían sus mensajes de apoyo, mientras diversas organizaciones barriales organizan cadenas de oración y colectas para colaborar con los gastos médicos.
El caso de Thiago promete no quedar en el olvido. Cada nuevo parte médico es seguido con expectativa y preocupación. Una comunidad entera reza por una recuperación milagrosa, mientras un niño lucha por su vida desde la cama de un hospital.