OEA

Agustín Laje participó de un encuentro regional del Consejo Permanente de la OEA

El referente del oficialismo, elegido por Cancillería y Milei, habló sobre la integridad de la información. “No creemos que los políticos deben ser jueces de lo verdadero y de lo falso”, dijo.

Agustín Laje durante su exposición ante la OEA. (Foto: captura)

Agustín Laje durante su exposición ante la OEA. (Foto: captura)

En el marco del 23° aniversario de la Carta Democrática Interamericana y el Día Internacional de la Democracia en el Consejo Permanente de la OEA, expuso Agustín Laje representado a Argentina. El politólogo, que fue propuesto por Javier Milei y el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, como experto, realizó una presentación sobre integridad de la información, desinformación y noticias falsas.

En ese contexto, el influencer de la educación expuso: “Las noticias falsas sin dudas son un mal, pero mucho peor es que el poder político, que tan poco compromiso ha tenido desde siempre con la verdad, intervenga en el campo de las redes sociales e internet como juez de la verdad y la mentira. Este daño no es hipotético ni potencial sino tremendamente actual”.

“No deja de ser sorprendente que la política se postule como custodio y garante de la verdad. En efecto, sabemos bien que la política y la verdad han convivido siempre de manera tormentosa”, indicó Laje.

A lo que el elegido por el Presidente y la Cancillería amplió: “Los políticos se han ganado con justicia la fama de ser amigos de la mentira. No solo en nuestra época, sino en general. Que los políticos habitualmente mienten es algo que los ciudadanos saben por experiencia propia ¿Con qué derecho el poder político hoy reclama su control sobre las redes sociales en nombre de la lucha contra la desinformación y la mentira?”.

“El poder político en una democracia que sea más que un mero rótulo, debe garantizar los márgenes más amplios posibles para la libertad de expresión, y esta garantía comienza por no intervenir. Abstenerse de prescribir, controlar, censurar y dirigir la expresión de los ciudadanos”, mantuvo ante la OEA.

Además, Laje añadió: “Toda traba que el poder político ponga contra el intercambio libre es un atentado contra las condiciones de posibilidad de la verdad, incluso en donde se impide supuestamente la mentira”.

Embed

“Otro argumento que suele usarse a través de la política para socavar la libertad en las redes es lo que llaman discurso de odio. Este término se está convirtiendo en una brillante coartada para demonizar y silenciar cualquier tipo de opinión que no agrade a quienes poseen los medios para, como diría Michel Foucault, ordenar el discurso”, impulsó el politólogo.

A lo que agregó: “La libertad de expresión nunca estuvo exenta de errores y confrontaciones. La libertad jamás ha sido gratuita. Sin embargo, el precio que significa el riesgo de la difusión de mentiras y de expresiones que nos desagradan es mucho menor que el costo de hacer intervenir a los políticos en el delicado campo de la libertad de expresión”.

La libertad de expresión y la política pública

En libertad de expresión la mejor política pública es la que saca a la política de la comunicación pública. No creemos que los políticos deben ser jueces de lo verdadero y de lo falso y nos echamos a temblar con la sola idea de que puedan ellos mismos considerarse jueces del amor y del odio”, mantuvo.

Ya en el epílogo, Agustín Laje analizó: “No es una casualidad que la conformación de regímenes democráticos en el mundo moderno haya estado acompañada por el desarrollo concomitante de tecnologías de la comunicación, que contribuyeron a formar un espacio público en el que distintas voces pujaban para abrir el debate político”.

“Internet permitió a partir de fines del siglo XX no sólo masificar al público receptor sino también al emisor. Esta potencia democratizadora totalmente inédita en el dominio de las tecnologías de la comunicación termina de coagular en las redes sociales del siglo XXI”, cerró Laje.