La marcha por Cristina mostró una postal de unidad, pero también las fracturas internas del peronismo. Gobernadores ausentes, gremios tensos y aliados en silencio revelan que la pelea por el liderazgo recién empieza.
Algo se vio en la marcha del miércoles. La foto fue de unidad, pero no tanto. Podría haber existido una foto que no existió: un escenario con Máximo Kirchner (el heredero), Axel Kicillof (el hijo político), Sergio Massa (el aliado táctico), Héctor Daer (columna vertebral del peronismo), todos los gobernadores y algunos aliados más. Pero no pasó... ni va a pasar.
Con la líder presa ahora el peronismo se reconfigura. Y cada sector del amplio movimiento que fundó Juan Perón va a empezar a hacer su propio juego para quedar lo mejor parado posible. La unidad está, pero hay que ver a qué costo. No los une el amor sino el espanto.
Atraviesa momentos de tensión. Héctor Daer, que condujo a la central gremial como parte de distintos triunviratos en los últimos años, ya dijo que va a dar un paso al costado. Ya empieza a haber sectores que critican fuerte a la actual línea de la CGT y otros que resisten y no quieren quedar presos del kirchnerismo duro.
La UOM, principal gremio industrial del país, advirtió en un comunicado. "La CGT no puede permanecer inmóvil. El movimiento obrero debe encabezar una gran confluencia de luchas junto a estudiantes, jubilados, pymes y sectores golpeados por el ajuste", dice el texto del sindicato que lidera Abel Furlán, uno de los más cercanos a Cristina Kirchner, aunque con juego propio. Se trata de un dirigente joven, que asumió en la UOM hace poco y que tiene un perfil necesario para conducir la central, si es que los tiempos se precipitan.
La UOM pidió hacer un "Comité Central Confederal" para debatir la situación nacional, y lanzar "un plan de lucha nacional, sostenido y escalonado con movilizaciones, concentraciones y paros generales, articulado con todos los sectores populares en alerta". No queda claro si todos los gremios tienen el volumen suficiente para encabezar una movida de este tipo. Otros líderes de la CGT creen que no.
Solo dos estuvieron en la marcha. Axel Kicillof, que fue con su propio Movimiento Derecho al Futuro; y Ricardo Quintela, que estuvo muy peleado con Cristina y ahora se amigó.
El resto, brillaron por su ausencia.
Osvaldo Jaldo, de Tucumán, apenas tiró un tweet cuando se conoció la condena y después se quedó en su provincia viendo qué onda. Gerardo Zamora (Santiago del Estero) está en el exterior y no hubo vuelos para volver.
Raúl Jalil (Catamarca) participó de una reunión por zoom pero no vino para esto. Tampoco hubo novedades de Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Sergio Zillioto (La Pampa) y Gildo Insfrán (Formosa).
Los gobernadores creen que en definitiva esto es un tema de los porteños.
Todos están preocupados por sostener el poder en sus provincias (Axel incluido). Vale un registro histórico de como se dieron las últimas elecciones locales.
En al menos seis provincias, los oficialismos enfrentan escenarios de debilidad política frente a sus principales opositores (independientemente de la pertenencia partidaria de los mandatarios) Las últimas elecciones muestran una caída en la centralidad de los gobernadores como ordenadores del voto local.
En Salta, el partido del gobernador filperonista Gustavo Sáenz obtuvo 43% de los votos, frente al 23% que logró La Libertad Avanza. La diferencia fue de 20 puntos, aunque el dato relevante es que el partido libertario logró instalarse como segunda fuerza en la provincia.
En Jujuy, el radicalismo de Carlos Sadir alcanzó el 38,25%, mientras que La Libertad Avanza sumó 20,95%. Si bien la brecha fue de 17,3 puntos, el crecimiento libertario en el norte del país sigue consolidándose.
En Chaco, gobierna el radical Leandro Zdero cuya coalición ganó con el 45,27%. Pero el Partido Justicialista logró un 33,49%, marcando una diferencia de apenas 11,78 puntos, en una provincia de fuerte tradición peronista. Si no se aliaba con LLA, quizás perdía.
En San Luis, el espacio del gobernador Claudio Poggi se impuso con el 40,2% frente al 29,7% del peronismo, una distancia de 10,5 puntos que marca un escenario competitivo en la provincia.
En Misiones, el oficialista Frente Renovador para la Concordia (hoy encabezado por Hugo Passalacqua) quedó con el 28,6%, y La Libertad Avanza le pisó los talones con un 21,89%. La diferencia de 6,71 puntos muestra un escenario fragmentado donde el oficialismo apenas logra despegarse.
Si hablamos de oficialismos locales, en CABA, el PRO registró solo el 15,92%, muy por debajo del 30,13% que obtuvo La Libertad Avanza con una diferencia negativa, de -14,21 puntos.
En todos los casos, el dato compartido es la debilidad de los oficialismos y la pérdida de hegemonía frente a oposiciones más competitivas, especialmente con el crecimiento de La Libertad Avanza.
La cuestión es que el mapa político provincial ya no garantiza refugio a los gobernadores. Es en ese marco que los mandatarios tienen que tener cuidado. Pegarse mucho a Cristina puede ser una mancha venenosa.
El PJ, partido que conduce Cristina Kirchner, tiene muchos aliados extrapartidarios, en general de origen peronista. Habrá que ver cómo juegan en cada circunstancia.
Los mandatarios filoperonistas del interior se llamaron a silencio. Pero otros, como Sergio Massa, participaron de la marcha en su propia columna.
Massa está dispuesto a ser candidato en septiembre (PBA) o en octubre (Nacional). Hasta la detención de Cristina, las acciones picaban en punta para que fuera candidato por la primera sección electoral (norte y oeste del conurbano). Ahora crece la expectativa por una candidatura a Diputado nacional. Aún perdiendo, queda bien posicionado en un momento difícil.
Habrá que ver si logra poner un candidato propio en la primera. ¿Malena? Podría ser una opción.
Es un gran ordenador de la interna porque es el que va a tratar de capitalizar el buen momento de Cristina Kirchner. Acá un par de conceptos para tener en cuenta.
Máximo Kirchner, en tanto hijo, es el único dirigente político que va a tener acceso irrestricto a su madre en los días de prisión. Por lo tanto se va a erigir en único vocero oficial.
La salida de Cristina le deja margen para encabezar la boleta en la tercera sección electoral.
Esto podría ser muy conveniente porque permite ordenar la interna, pero además exhibir una victoria política (es casi imposible que pierda en la tercera) y poder mostrarse como un dirigente con votos propios.
Habrá que ver si alguien se le anima a hacerle sombra.
Con un Kirchner a la cabeza el ordenamiento del resto del partido y espacio es un poco más fácil.
Todas estas internas se van a empezar a exponer en carne viva a partir del lunes, pasados los feriados y a un mes de que cierren las listas en Provincia.
La foto de unidad del peronismo fue apenas una pantomima. Las verdaderas peleas empiezan el lunes y el final es completamente abierto.
