Una muerte bajo investigación: ¿Suicidio o algo más?
Hasta el momento, las autoridades no han brindado un informe oficial sobre las causas de la muerte. Fuentes de la Policía Nacional sugieren la hipótesis de un suicidio, aunque aclararon que no se descarta ninguna línea investigativa. Será la autopsia la que arroje luz sobre los motivos del fallecimiento.
El hecho de que su cuerpo haya sido encontrado en un estacionamiento público y no en su domicilio despierta ciertas dudas en el entorno judicial. No obstante, algunos testimonios de familiares y amigos cercanos apuntan a un deterioro emocional evidente en los últimos meses, lo cual refuerza la posibilidad de una decisión personal y trágica.
El video íntimo que lo expuso ante la opinión pública
Uno de los episodios más traumáticos en la vida de Luis Senís ocurrió en 2019, cuando se viralizaron videos de contenido sexual explícito que lo mostraban manteniendo relaciones con su pareja de entonces. El hecho no solo generó un escándalo por su difusión, sino que además fue grabado en los baños de un quirófano, con ambos protagonistas vistiendo batas médicas.
Senís denunció la situación ante la justicia y, tras una breve investigación, descubrió que dos de sus exparejas habían accedido a su celular sin consentimiento y difundido los videos. Inició acciones legales contra ellas, acusándolas de violación de la intimidad y revelación de secretos.
Aunque el propio Senís retiró la denuncia antes del juicio, el caso siguió su curso por la acción legal iniciada por la otra mujer que aparecía en los videos. Años más tarde, la justicia falló a su favor y condenó a las dos mujeres implicadas por los delitos de revelación de secretos y atentado contra la integridad moral.
De la medicina al banquillo de los acusados: la causa por drogas
El declive mediático de Luis Senís se profundizó cuando, poco tiempo después del caso de los videos, fue detenido por la Policía en Valencia. En ese momento, transportaba una mochila con medio kilo de cocaína. Ante las autoridades, argumentó que era para consumo personal, pero la justicia lo condenó por tráfico de estupefacientes, lo cual supuso un golpe fulminante a su reputación.
El fallo incluyó una pena de tres años de prisión, que fue suspendida, y una multa de 30.000 euros por delitos contra la salud pública. Aunque logró evitar la cárcel, la mancha en su historial profesional fue irreversible, y algunos centros de salud decidieron prescindir de su colaboración.
Un intento de redención que no alcanzó
Pese a todo, Luis Senís buscó reconstruir su vida. Inauguró una nueva clínica odontológica en Valencia, con el objetivo de recuperar su prestigio en el ámbito médico. Muchos pacientes destacaban su profesionalismo, su calidez en el trato y su capacidad quirúrgica. Era, para quienes lo conocían en el consultorio, un médico brillante, alejado de la imagen que los medios construyeron de él en los últimos años.
Sin embargo, el estigma social no desapareció. Las sombras del pasado seguían proyectándose sobre su presente. Personas cercanas al cirujano aseguran que no logró sobreponerse del todo al escrutinio público, ni a las consecuencias personales de sus decisiones y de los actos que, en parte, lo involucraron involuntariamente.
Un final marcado por el silencio y la angustia
La noticia de su muerte causó un profundo impacto en sus colegas, amigos y antiguos pacientes. Las redes sociales se llenaron de mensajes de condolencia y recuerdos, mientras muchos lamentaban que los errores cometidos y el ensañamiento público hayan dejado una huella tan destructiva en su salud mental.
“Era un profesional excelente, una persona apasionada por su trabajo y por el deporte. Tuvo momentos difíciles, pero no merecía ese nivel de exposición”, comentó un colega de la Sociedad Española de Cirugía Maxilofacial. Otro allegado afirmó: “Luis no era perfecto, pero era humano. Y fue víctima de una sociedad que muchas veces no perdona ni da segundas oportunidades”.
La sociedad ante el escándalo: ¿hay redención posible?
El caso de Luis Senís invita a reflexionar sobre cómo la exposición mediática y el juicio social pueden arrinconar a una persona al borde del abismo. La condena pública que sufrió por hechos íntimos —algunos en los que él mismo fue víctima— y el proceso judicial por drogas que pagó legalmente, parecen haberlo marcado de manera irreversible.
La tragedia de su muerte deja interrogantes abiertos sobre la capacidad de la sociedad para permitir la reinserción, sobre todo cuando las figuras públicas cometen errores o atraviesan situaciones difíciles.
En medio del dolor, su entorno espera que la memoria de Luis Senís no quede reducida a titulares escandalosos, sino que también se recuerde al médico, al regatista, al ser humano.