Luego de que la Justicia le conceda la posibilidad de una prisión domiciliaria, el empresario Lázaro Báez se trasladó, escoltado por fuerzas de seguridad y sus abogados, hasta su casa en el country Ayres de Pilar. Allí lo esperaba un grupo de vecinos que le tiraron huevos a los vehículos y montaron un cacerolazo en la puerta. Cuando quisieron entrar se tiraron sobre los autos e impidieron, momentáneamente, el ingreso. Finalmente, y con un vidrio roto, la camioneta del Servicio Penitenciario debió dar marcha atrás para luego ser trasladado al penal de Ezeiza.