Este miércoles el Senado define si le da o no sanción definitiva a un proyecto que anula el tarifazo energético del Gobierno.
Este miércoles el Senado define si le da o no sanción definitiva a un proyecto que anula el tarifazo energético del Gobierno.
Formalmente el debate es por 90 mil millones de pesos. Es el cálculo que hace el Gobierno de lo que le saldría la medida que quiere aprobar la oposición.
Pero por lo bajo se juegan otras cuestiones, quizás mucho más profundas. Tienen que ver con el poder, que es en definitiva lo que todo “Príncipe” debe preservar, como decía Maquiavelo.
En el debate por las tarifas aparecen también otras dimensiones que exceden a la cuestión presupuestaria. ¿Qué se juega el Gobierno? ¿Qué rédito busca la oposición en esta movida?
1) Marcar quiénes son los protagonistas de la polarización
Macri vuelve a poner en la mesa su modelo político: el de la polarización que tan buenos resultados le dio en el pasado. Polariza cuando dice que aquel que vote contra su esquema de tarifas “es conducido por las locuras de Cristina Kirchner”. Necesita que la imagen de las manos levantadas en contra de su gobierno quede como una acción de Cristina Kirchner, el mal al que -supone- nadie querría volver. Pichetto y el “peronismo racional” quedarían así del otro lado de la línea divisoria.
2) Ofrendar sustentabilidad económica al FMI
Desde lo presupuestario, el proyecto opositor también impone límites. Macri sabe que tiene que mostrar “sustentabilidad” de la macroeconomía argentina como una ofrenda hacia el FMI. El proyecto económico de Macri -vía endeudamiento- no es viable sin una reducción considerable de subsidios a los servicios públicos, pilar fundamental del déficit fiscal que tiene el país.
Aunque también sabe que no puede mostrar “sustentabilidad” si del otro lado hay una oposición dispuesta a “voltear” el plan fiscal en cualquier momento.
3) Minimizar el costo político ante un veto
En escenario se interpone el fantasma del veto. Macri tiene la facultad constitucional de vetar una ley que vota el Congreso. El costo fiscal para una medida de ese tipo sería 0. Congreso vota ley que impacta en 90 mil millones; Macri veta, por ende no hay incremento presupuestario. Eso sí, hay costo político: la oposición hará un gran show mediático denunciando el veto, se harán reuniones en el Congreso para insistir en la ley, la CGT amenazará con un paro…
Dilemas: negociar o no negociar, mostrar quién manda y quién tiene el poder; reducción rápida de déficit vs. reducción “sustentable” políticamente.
4) Salir airoso de una negociación a costa de subir el déficit
La otra alternativa es no vetar: negociar con la oposición un proyecto intermedio que costaría 15 mil millones. Esto es: se reduce el IVA a la mitad, baja un 10% las tarifas para la gente; y aunque aumenta un poco el déficit, le muestra al FMI una política de Estado (con apoyo opositor) detrás de la política tarifaria. Este proyecto es impulsado por los gobernadores Juan Manuel Urtubey (Salta) y Juan Schiaretti (Córdoba), los únicos mandatarios con proyección nacional.
Idas y vueltas antes de una votación caliente
El Gobierno se debate permanentemente entre negociación y conflicto. Le pide a Frigerio que negocie, pero luego Macri hace un durísimo discurso contra el peronismo; Peña dice que negociarán hasta último minuto, pero cortan los puentes con Pichetto, justo cuando más lo necesitan; mandan emisarios a hablar con Massa, pero le cierran los teléfonos a algunos senadores que intentan acercar partes.
El peronismo dice que tiene 40 votos (tres más de los necesarios para el quórum). El oficialismo se entusiasma con que pueden ser menos. La pregunta es hasta qué punto Macri estuvo dispuesto a negociar o si prefirió forzar el veto para ahorrarse 15 mil millones. Esa es la cuestión.