Casos de éxito

La historia de la empresa biotecnológica cordobesa que certificó como Empresa B y ahora se expande

Jimena Sabor es directora de Summabio. Aunque estudió para bibliotecaria, siempre estuvo interesada por los temas de sustentabilidad ambiental. Cómo fue el proceso de crecimiento de la empresa.
Lionel Paredes
por Lionel Paredes |
Jimena Sabor

Jimena Sabor, directora de la empresa. (Foto Summabio)

Fueron 24 años de experiencia trabajando con bioinsumos. Pero también con interés por la igualdad de género y el cuidado del medioambiente.

Estos son temas que en la actualidad son moneda corriente y se encuentran en la agenda mundial, pero años atrás no eran cuestiones que importaran demasiado en la sociedad.

“En esa época vender estos productos era ciencia ficción: al productor le parecía increíble que dentro de los envases hubiera microorganismos que podían accionar sobre los cultivos de diferentes maneras. Pero fueron los inoculantes los que hicieron punta y abrieron un poco el mercado”, cuenta Jimena Sabor, directora de la empresa Summabio.

“En mi hogar eran cosas que se respiraban a diario. Desde siempre mis padres me inculcaron en esos valores de vanguardia”, recuerda.

Y añade: “En mi infancia y adolescencia crecí viendo a unos padres disruptivos y de avanzada. Mi padre decía: “algún día la basura va a ser un gran negocio”, mientras que mi mamá se recibía de pilota de avión con el nombre de “Hombres del aire”, recuerda.

Tradición familiar

Su padre, el ingeniero agrónomo Roberto Sabor, fue el que inició el emprendimiento de bioinsumos en el año 1996.

“Biotecnología e innovación eran palabras poco conocidas, pero en mi casa se hablaba de ello. Fue así que en 1996, sin ni siquiera tener el apoyo de su asesor técnico, mi padre decidió encarar la fabricación de bioinsumos porque decía que por ahí iba a ir la agricultura del futuro. De esa idea original, en el 2020 la empresa cumplió 25 años”, explica

“Si bien estudié para bibliotecaria, siempre estuve interesada por los temas de sustentabilidad ambiental y, en ese contexto, en el 98 decidí dejar los libros de lado y ayudar a mi padre a dar identidad a la empresa, un marco legal y sobre todo cooperar con los trámites de registro del producto en el Senasa”, subraya.

¿Qué es un bioinsumo? Según el Comité Asesor en Bioinsumos de Uso Agropecuario, “todo producto biológico que consista o haya sido producido por microorganismos o macroorganismos, extractos o compuestos bioactivos derivados de ellos y que estén destinados a ser aplicados como insumos en la producción agropecuaria”.

“A pesar de la insistencia de los asesores, mi padre se negaba a incorporar químicos en los ensayos. Ellos le decían que si le colocaba algo de eso, la aprobación podría salir más rápido. Pero al no haber nada parecido en el país, tuvimos que demostrar al Senasa y sobre todo a los productores que, a pesar de que no tuviera químicos, funcionaba. Aun así, lamentablemente, papá no pudo ver ningún registro, murió en septiembre del 98 y ese primer número de registro salió recién en diciembre de ese año”, relata.

Afianzando el negocio

Hoy en día en la empresa trabajan 12 personas. Certificar como Empresa B no sólo es un orgullo, sino que sirve para ordenar muchos procesos, dice.

“La producción de bioinsumos es de por sí un negocio sostenible. Ya veníamos siendo una empresa de triple impacto, pero no nos dábamos cuenta de que lo éramos y lo importante de tener protocolos para medir todo. Ahora tenemos un sistema en el que cada cuatro o cinco meses medimos hasta la diversidad del equipo humano”, afirma.

“Tener este sello y estos procesos certificados, es la forma de mostrar que nuestro modelo de negocios apuesta a la innovación no solo en los productos, sino como estrategia transversal a toda la empresa”, suma.

Cabe destacar que la certificación como Empresa B, es otorgada por B Lab, es un proceso que se está expandiendo de manera incipiente: apenas hay una decena de compañías en Córdoba que ya la poseen.

Summabio es, además, la primera firma biotecnológica de la Argentina que consigue este valor agregado.

“Estamos orgullosos de pertenecer a este movimiento global de empresas que quieren hacer un cambio, utilizando la fuerza de mercado para dar soluciones a problemas sociales y ambientales”, completa Sabor.

Mientras, siguen creciendo en Argentina, también está fortaleciendo su inserción en los mercados externos.

“Hasta ahora estábamos exportando sólo en Bolivia, donde veníamos operando desde hace varios años con un modelo de tipo franquicia, pero ahora constituimos allí una empresa para directamente hacer nosotros la importación y distribución. El segundo mercado al que pudimos entrar de manera reciente es a Uruguay, a través de un distribuidor”, finaliza Sabor.

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