Casos de éxito

La PYME familiar de Lobos que afirma tener las mejores marineras y grisines del país

Santo Pan nació por el esfuerzo de la familia Gagiotti. Está por abrir su tercer local de productos de cafetería y almuerzos. Cómo fue el camino desde que empezaron a vender comida casera, sufrir el destrato de un banco y ahora incursionar en los alimentos veganos.
Daiana Díaz con su abuela Rosa

Daiana Díaz con su abuela Rosa, fundadora de la PYME familiar. (Foto: Flia Gagiotti)

Por Mauro Torres (*)

La historia de Santo Pan es similar a la de muchas PYMES argentinas, que se hacen fuertes ante la adversidad y logran alcanzar el éxito gracias a la fuerza de voluntad de un grupo de emprendedores.

Todo comenzó en Lobos (provincia de Buenos Aires) con el esfuerzo de la familia Gagiotti para alquilar un local en 1974 y empezar a vender lo que se convertiría en los productos estrella de la marca: las marineras y los grisines.

La empresa se dedicó siempre a la calidad en la gastronomía y actualmente está por abrir su tercer local de productos de cafetería y almuerzos.

Gracias al esfuerzo de los nietos de los fundadores de la firma, las marineras están siendo reconocidas en más lugares del país.

En una entrevista con este medio, Daiana Díaz, encargada de administrar las ventas de los productos y las tareas de los colaboradores de Santo Pan, contó como opera la PYME familiar.

"El nombre de Santo Pan tiene que ver con la apuesta de mi abuelo, que empezó a vender el pan y pudo tener éxito en la panadería, con un aumento de las ventas", comentó la ejecutiva.

"Las cafeterías surgen de un nuevo desafío de la empresa que era la atención al cliente en mesa. Nuestra fábrica ya contaba con todo para poder armar una cafetería que fue por mucho tiempo el sueño de mis dos tíos y mi mamá", detalló la nieta de los fundadores.

"Finalmente, ellos apostaron por seguir invirtiendo en Argentina, pese a todas las trabas que se le ponen al comerciante. Pasamos de tener 8 mesas a hoy recibir aproximadamente 60 personas en horario desayuno y almuerzo", explicó la emprendedora.

Y subrayó: "Los fines de semana abrimos cena karaoke, por lo que viernes y sábado el local permanece abierto 21 horas de corrido".

El camino del emprendimiento

-¿Cómo fue el camino recorrido a lo largo de los años?

-Desde 1974, esta Pyme se dedicó exclusivamente a la calidad de los productos y a la atención del cliente; los comienzos fueron muy duros.

Todo se inició cuando mi abuelo Hermes se quedó sin trabajo y optó por estudiar panadería; con lo poco que le quedaba, invirtió todo en un sueño que el día de hoy es mucho más de lo que él imaginó.

Él y mi abuela Rosa alquilaron su primer local y empezaron a vender en mostrador comida casera.

Algunos de los productos alimenticios que produce la familia Gagiotti.

Mi abuelo trabajaba en la parte de atrás del negocio, practicando sus nuevos productos, todo a mano, ya que no contaban con dinero para semejante inversión maquinaria, pero siempre tuvo algo muy en claro, que la calidad iba a ser su principal camino.

Y así fue como cada cliente que entraba volvía y traía a más clientes, la tradicional publicidad del boca a boca, esa que no falla.

De a poco pudieron ir comprando las maquinarias que se necesitaban hasta que en 2005 adquirieron su propia fábrica y se mudaron a lo que hoy en la actualidad es el corazón de nuestros locales, la famosa panadería Gagiotti.

Una anécdota que mi abuela siempre nos recuerda es que cuando ellos empezaron con la panadería fueron a pedir un crédito al banco para poder invertir en ella, pero el banquero se lo negó y se rio de que pida un préstamo para ese local.

Lejos de bajar los brazos, ella se puso a vender camperas en la calle en paralelo al negocio, para poder pagar a los distribuidores, hasta que el negocio empezara a dar ganancias propias y después de 49 años el local dejó de ser una simple panadería para ser una enorme fábrica que no para de crecer.

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La planta de los Gagiotti.

La planta de los Gagiotti.

-¿Cuándo se produjo el punto de inflexión?

-El primer crecimiento se dio cuando comenzaron con la venta de pan y sandwich de miga; desde ese momento no hay un día que no haya gente afuera antes de que abra el local.

El segundo crecimiento que ayudó muchísimo a industrializar son nuestros productos estrellas; las marineras y los grisines, actualmente hoy contamos con reparto de los mismos en los alrededores de Lobos.

Lo primero que se me viene en mente cuando me preguntan qué tiene algún producto nuestro es simplemente calidad, siempre estamos en el detalle de que ingredientes o marcas son mejores para la elección del producto final.

Entendemos que a veces es complicado por cómo estamos a nivel país, pero si hay algo que nuestro abuelo nos dejó en claro, es que a los clientes siempre hay que darles calidad.

Nuestros productos más sobresalientes en la panadería son principalmente los diferentes tipos de pan, las facturas, las marineras, los merengues, los panes de hamburguesa y los panes de molde.

Además, contamos con rotisería con diferentes menús y comidas fijas que son principalmente milanesas, tortillas y bomba de papa, todo de primerísima calidad de elaboración del día.

-¿Cómo lograron responder a la demanda del público?

-Actualmente, elaboramos en la fábrica por día alrededor de 1000 bolsones de marineras para la distribución.

La planta pasó de tener 2 empleados a actualmente contar con más de 30 colaboradores, en cuanto a la rotisería.

Santo Pan está vendiendo cerca de 200 menús diarios. El sábado 26 de agosto estaremos abriendo una nueva sucursal con los mismos productos y una nueva línea de productos orgánicos y veganos.

Pese a las problemáticas que está pasando Argentina, nosotros no vamos a bajar los brazos y vamos a hacer todo lo posible para cumplir con nuestros empleados y poder sumar nueva gente a nuestro equipo porque tenemos en claro que las PYMES cumplimos un rol fundamental en la economía.

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-¿Cuáles son los planes para el futuro?

Nuestros próximos objetivos son llegar con la distribución de marineras a más provincias.

Es un plan en el que estamos trabajando junto a mi hermano y mi prima; ese era un sueño que compartían mi abuelo y mi primo, los cuales por desgracias de la vida no nos acompañan físicamente desde el 2021, pero los tenemos muy presentes en nuestro día a día, ya que son nuestros principales motores.

Cuando leí su publicación acerca de las PYMES familiares que siguen o hacen su propio camino, me hizo acordar mucho a mi lucha interna.

Yo estoy transitando también mi tercer año de estudiante de veterinaria y ese es mi mundo, pero hace dos años que mi vida cambió por completo y con ello mis decisiones en cuanto seguir con la PYME familiar también cambiaron optando por hacer las dos cosas.

Actualmente, tengo 25 años y no existe la palabra franco en mi vida, porque siempre hay algo para hacer o para estudiar, pero lo disfruto muchísimo y tengo muy en claro que el sacrificio en un futuro será compensado.

Si tengo que dar un consejo me gustaría dar el mismo que siempre digo cuando me preguntan "cómo hacés para hacer todo, yo no podría". Siempre respondo: si pensás que no podés es porque no lo intentaste.

Mi abuelo siempre decía "solo se camina más rápido, pero acompañado se camina más lejos", así que cada vez que siento que no puedo pienso en mis abuelos que son mis grandes referentes y me cargo para seguir por ellos y por nuestros empleados que lo dan todo día a día y son un hermoso grupo lo cual es fundamental en una empresa.

En cuento a trabajar en una PYME familiar, sin dudas es muy complicado, pero no hay nada como la buena comunicación y estar luchando todos bajo un mismo objetivo.

Aunque muchas veces se planteen diferencias, es relevante la confianza y el poder de ceder por más de que no te convenza, porque otros ojos pueden ver lo que vos no ves.

(*) El autor es redactor de Somos Pymes.

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