A mí entender, el del valor de las exportaciones se torna clave. Este 2021 cerró con exportaciones en torno a US$ 77.000 millones mostrando un incremento interanual de 40% y alcanzando extraordinarios niveles históricos de la mano, principalmente, del boom de precios de commodities, la fuerte recuperación de las MOI, traccionadas por Brasil, y la recuperación del crecimiento global que traccionó nuestras ventas externas.
Pero para 2022, el contexto internacional se muestra menos propicio por varios factores:
a) Aunque no serán malos, no se repetirán los súper precios de commodities de 2021, a lo que se suma un riesgo adicional a la baja derivado de la aceleración esperada de la normalización monetaria en EE.UU. que derivará en un dólar fortalecido.
b) En lo que respecta al sector agrícola, se esperan exportaciones por US$ 50.786 millones.
Del total, US$ 14.168 millones se corresponden a granos, constituyendo una suba de US$ 510 millones vs 2021, que se explica por una buena campaña de trigo con precios récord en 9 años y volúmenes récord históricos y buenas perspectivas en maíz (a pesar de la sequía) con mayor área sembrada y un comienzo de campaña con buenas condiciones de humedad, que le permite ser menos sensible a la seca.
c) Los precios de maíz y de soja serán menores a 2021, especialmente para porotos y harina de soja, cultivo que exhibió las mayores caídas en sus precios. El escenario no está exento de riesgos financieros vinculados al retiro de estímulos de la FED, por lo que en nuestro escenario es malo ya que las exportaciones podrían reducirse hasta US$ 48.767 millones. Incluso, si asumimos un escenario de precios similar al de 2019 las exportaciones podrían reducirse a US$ 45.200 millones.
d) Por otro lado el estancamiento/recesión de Brasil en un contexto de altísima incertidumbre política (en el mejor de los casos las proyecciones del PBI para 2022 para nuestro vecino se sitúan en 0,5%-1%) afectará nuestras exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI), que representan el 20% de nuestras exportaciones.
e) En un contexto de normalización en la demanda interna de combustibles y con una producción que se mantendrá en niveles similares al 2021, se espera que una mayor demanda de crudo por parte de las refinerías acote márgenes para exportar, a lo que se le debe sumar un precio internacional con tendencia a una leve baja (cerrando el 2022 en 66 US$ bdp). Por parte del gas, la capacidad de crecer en las ventas a países vecinos de la región llevará a mantener niveles de exportación de 2021.
El resto de la demanda externa de las exportaciones (a granel) se espera que crezca, pero a un ritmo significativamente menor (en un mundo que mostrará algunas señales positivas de expansión de la actividad, pero a ritmo significativamente menor). De hecho, las proyecciones de crecimiento global marcan una desaceleración. Ya sea por los efectos de la variante Ómicron se logran mantener en niveles acotados, sin generar lock-down masivo.
Las proyecciones preliminares de exportación apuntan a US$ 74,500 millones en 2022, que, si bien figuran entre los 4 mejores registros de los últimos 20 años, resultarán un 3% menores que en 20201 esto trae como consecuencia que el riesgo de la caída sea mayor.
Con estos niveles de exportación en Argentina y mantenimiento regulado del cepo a las exportaciones de algunos productos se volverá a mostrar un superávit comercial pero que ya no será de 5 cifras como en el año 2019-2021 sino que se ubicaría en torno aproximadamente a los US$ 8.700/ US$ 9.700 millones en 2022.