La guía del Departamento de Educación aborda directamente las inquietudes de los padres, según revela la Encuesta Nacional de Padres de ParentKind, donde el 44% expresó preocupación por el tiempo que sus hijos pasan en dispositivos electrónicos. Esta cifra aumenta al 50% entre los padres de estudiantes de secundaria.
El ministro de Educación, Gillian Keegan, declaró: "Las escuelas son lugares para aprender y los teléfonos móviles son, como mínimo, una distracción no deseada en el aula. Estamos proporcionando a nuestros maestros trabajadores las herramientas para tomar medidas que ayuden a mejorar el comportamiento y permitirles hacer lo que mejor saben hacer: enseñar".
La Secretaria de Tecnología, Michelle Donelan, destacó la importancia de equilibrar las oportunidades digitales con el bienestar y la educación de los niños. "Crecer en el mundo digital de hoy ofrece inmensas oportunidades, pero esto no debería ser a expensas del bienestar o la educación de nuestros niños", subrayó.
El asesor principal de comportamiento del departamento, Tom Bennett, agregó: "Los teléfonos móviles pueden ser ubicuos, pero tenemos un entendimiento fuerte y creciente de lo dañinos que pueden ser para el desarrollo social y educativo de un niño. Y son los menos favorecidos los que más sufren".
Esta medida sitúa a Inglaterra en línea con otras naciones europeas, como Francia, Italia y Portugal, que ya han implementado prohibiciones similares para abordar los desafíos que plantea el uso de teléfonos móviles en entornos educativos. Jason Elsom, director ejecutivo de Parentkind, expresó su apoyo al gobierno, indicando que más del 75% de los padres respaldan la prohibición de teléfonos en las escuelas, según la investigación de la organización.