La tensión entre los hermanos nunca disminuye y aumenta después de que Ousmane muere y Ibrahim reclama lo que le corresponde, a pesar de haber sido desheredado. Con la ayuda de su pandilla, Ibrahim toma el control del restaurante familiar y obliga a Adama a guardar dinero, droga y armas en su apartamento.
Las cosas se complican cuando una banda rival roba las pertenencias de Ibrahim del apartamento de Adama, lo que provoca la muerte del perro lazarillo de Adama. Esto lleva a Adama a detener a su hermano para proteger a su madre y a los vecinos del barrio. Con la ayuda de la hechicera local, Adama recupera algo de su vista y se atreve a visitar al capo criminal rival para pedirle que devuelva las cosas de Ibrahim.
Sin embargo, la situación se complica aún más cuando Ibrahim piensa que Adama lo ha traicionado, lo que da lugar a un enfrentamiento violento entre hermanos y a una lucha por el control del barrio.
Aunque la película no alcanza el nivel de algunas cintas francesas sobre crimen y drama social, como Atenea, se deja ver hasta el final para saber qué ocurre con los hermanos Keïta. Además, la interpretación de Kaaris como Ibrahim es impresionante y agrega una capa de autenticidad a la película.