En la sala principal, el sofá que una vez fue central en el ambiente quedó reducido a un armazón de metal y madera deformada. Detrás de él, las marcas de las llamas suben por la pared, indicando el punto más crítico del fuego, donde la intensidad del incendio se percibe de manera más evidente.
En otro sector de la vivienda, una ventana cerrada guarda los restos de unas cortinas hechas jirones, mientras un pequeño sillón azul parece haber escapado apenas del fuego. A pesar de la devastación en la vivienda, los primeros informes forenses revelaron que Santillán habría fallecido a causa de un "síndrome asfíctico" y que el 90% de su cuerpo presentaba quemaduras. Sin embargo, no se encontraron indicios de violencia o señales de defensa, lo que llevó a descartar de inmediato la posibilidad de un ataque externo.
La incertidumbre sobre las causas del incendio sigue latente. Si bien algunas versiones señalan que un posible desperfecto eléctrico podría haber iniciado el fuego, otras sugieren una hipótesis aún más oscura: que Santillán, quien padecía de bipolaridad y estaba bajo medicación, podría haber provocado el incendio como parte de un acto suicida. Esta teoría surge a partir de los antecedentes de su delicado estado emocional, aunque hasta el momento ninguna hipótesis ha sido confirmada oficialmente.