La elección de la manzana es importante: cuanto más sabrosa sea, más rica será la torta. También podés sumar pasas de uva o nueces si querés darle un toque más personal.
¿Cómo se hace la torta de manzana paso a paso?
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Preparar las manzanas: Pelalas, sacales el centro y cortalas en cubos medianos. Si preferís, también podés rallarlas. Reservalas con unas gotas de jugo de limón para que no se oxiden.
Batir los líquidos: En un bol, mezclá los huevos con el azúcar hasta integrar. Luego agregá la leche, el aceite y la esencia de vainilla. No hace falta batir mucho, simplemente unir los ingredientes.
Sumar los secos: Incorporá la harina tamizada (con polvo de hornear, si usás harina común) de a poco y mezclá con una espátula o cuchara de madera. La masa debe quedar fluida, no espesa.
Agregar las manzanas: Integrá las manzanas a la mezcla y, si te gusta, espolvoreá con un poco de canela. Este paso le da un aroma especial.
Llevar al horno: Volcá la preparación en un molde enmantecado y enharinado (preferentemente redondo de 24 cm). Espolvoreá con un poco de azúcar por encima si querés una superficie más crocante. Cociná en horno precalentado a 180 °C por 40 a 50 minutos, o hasta que al insertar un palillo salga limpio.
Enfriar y servir: Dejá enfriar antes de desmoldar. Se puede comer tibia o fría, sola o con una bocha de helado de vainilla si querés convertirla en postre.
¿Por qué elegir esta receta?
Lo más atractivo de esta torta de manzana es que se puede hacer con ingredientes que casi siempre hay en casa. Además, es una excelente forma de aprovechar manzanas maduras que ya no lucen tan bien para comer solas, pero que siguen siendo perfectas para hornear.
No lleva manteca, lo que la hace un poco más liviana que otras versiones, y al usar aceite y manzana, la miga queda húmeda y tierna por más tiempo. Se conserva bien por dos o tres días si se guarda en un recipiente cerrado.