CIENCIA

Una tormenta solar podría golpear la Tierra en 48 horas: qué significa realmente

Los especialistas alertan sobre una eyección de masa coronal que viaja hacia nuestro planeta y podría generar fallas en comunicaciones, GPS y redes eléctricas.

Una tormenta solar podría golpear la Tierra en 48 horas: qué significa realmente

En las últimas horas, los observatorios espaciales detectaron una serie de erupciones en la superficie del Sol que podrían desencadenar una tormenta geomagnética en la Tierra. La eyección de masa coronal, una nube de partículas cargadas que viaja a millones de kilómetros por hora, estaría en camino y podría llegar en las próximas 48 horas. Aunque el fenómeno es parte habitual del clima espacial, su intensidad determinará hasta qué punto puede afectar a las tecnologías que usamos todos los días.

Las tormentas solares ocurren cuando el Sol libera energía acumulada en su superficie. En ocasiones, esa explosión incluye no solo radiación inmediata, sino también un estallido de plasma que tarda entre uno y tres días en alcanzar nuestro planeta. Al chocar con el campo magnético terrestre, puede desestabilizarlo temporalmente y generar efectos que van desde simples interferencias hasta eventos más impactantes.

Si la tormenta llega con fuerza, podría provocar interrupciones en sistemas de GPS, distorsiones en las comunicaciones de radio y riesgos para los satélites que orbitan la Tierra. En situaciones más severas, las redes eléctricas podrían experimentar variaciones que obliguen a realizar ajustes preventivos, especialmente en países donde la infraestructura es más vulnerable. El impacto también puede ofrecer un espectáculo natural: auroras visibles en latitudes donde normalmente no aparecen, algo que suele atraer la atención de observadores del cielo en todo el mundo.

Este tipo de eventos será más frecuente a medida que el Sol se acerque al máximo de su ciclo de 11 años, previsto para 2024 y 2025. En esos períodos se multiplican las manchas solares y aumentan las probabilidades de erupciones potentes. Aun así, el comportamiento solar conserva un margen de imprevisibilidad: la intensidad real de una tormenta solo puede confirmarse cuando está a punto de llegar.

Los especialistas coinciden en que estas tormentas no representan un peligro para la salud humana. La atmósfera y el campo magnético terrestre actúan como escudos naturales, bloqueando la mayor parte de la radiación. El desafío está en la tecnología, cada vez más dependiente de satélites y sistemas eléctricos que requieren monitoreo constante.

Por ahora, los modelos indican que la onda de choque podría impactar la Tierra en las próximas horas. Si la orientación del campo magnético solar favorece la interacción con el terrestre, el efecto será más marcado. Los centros de observación seguirán el fenómeno minuto a minuto y emitirán alertas si es necesario.

Más allá de la ansiedad que pueda generar la palabra “tormenta”, estos episodios sirven para recordar que vivimos bajo una estrella dinámica e impredecible. Cada evento ayuda a mejorar la capacidad de anticipación y protección frente a fenómenos que, aunque ocurrieron desde siempre, hoy tienen un impacto mayor sobre un mundo profundamente tecnológico.