Al menos 11 trabajadores del subte B tienen problemas de salud debido a la presencia de asbesto (amianto) en los vagones en los que trabajan. A fines de 2011 el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires adquirió seis trenes de Madrid que fueron construidos durante los años 70 cuando la sustancia aún no era ilegal. Estos coches llegaron al país y las alertas saltaron cuando, en 2018, empezaron a surgir denuncias en España por la muerte de trabajadores del subterráneo que habían estado en contacto con la maquinaria.