TENÍA 76 AÑOS

De qué murió Horacio García Belsunce, periodista y hermano de María Marta

Este miércoles 4 de junio se cerró un capítulo más en una de las historias criminales más impactantes de la Argentina. Falleció Horacio García Belsunce, hermano de María Marta García Belsunce, la socióloga asesinada en 2002 en el country Carmel de Pilar.

De qué murió Horacio García Belsunce, periodista y hermano de María Marta

Abogado de formación, publicista por vocación y activista judicial por convicción, Horacio se convirtió con el tiempo en una de las caras visibles de la lucha por esclarecer el crimen que conmocionó a toda una nación. Su figura no solo representaba a un hermano en duelo, sino a un ciudadano movilizado contra lo que consideraba una injusticia flagrante.

El adiós de una familia marcada por la tragedia

Su hermana, Irene Hurtig, expresó el dolor de la familia en palabras breves, pero sentidas:

“Fue un excelente hermano, siempre acompañando en momentos muy difíciles que tuvimos que vivir. Lamentablemente, se enfermó y no pudo superarlo. Ahora está en paz con nuestros seres queridos”, declaró, visiblemente afectada por la pérdida.

La familia García Belsunce –Hurtig ha llevado sobre sus hombros una carga que no se ha disipado con los años–. Y Horacio, en particular, fue uno de los miembros más activos en la búsqueda de justicia. Incluso cuando parte de la opinión pública y ciertos sectores del poder judicial los colocaron bajo sospecha, él mantuvo firme su postura: “Queremos saber quién mató a María Marta y por qué”.

Una vida marcada por el apellido, el crimen y la lucha

Horacio Adolfo García Belsunce nació el 30 de abril de 1949 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Hijo del prestigioso jurista Horacio Adolfo García Belsunce y de Luz María Blanca Luisa Galup, tuvo una formación clásica: egresado del colegio San José con bachillerato en Letras, más tarde obtuvo su título de abogado en 1971, aunque nunca llegó a ejercer la profesión de manera prolongada.

En lugar de continuar una carrera jurídica tradicional, Horacio eligió el camino de la comunicación. Fundó dos agencias de publicidad y compartió la conducción de un programa llamado De Frente, junto a su hermana María Marta. El ciclo comenzó en televisión por cable y luego migró a una radio local, convirtiéndose en un espacio de análisis y reflexión.

Detrás de esas decisiones profesionales, se escondía una profunda vocación: comunicar, debatir y participar activamente en los temas que consideraba de interés público. Pero todo cambió el 27 de octubre de 2002.

El día que su vida cambió para siempre

Ese domingo por la tarde, María Marta García Belsunce apareció muerta en el baño de su casa en Carmel. Lo que inicialmente fue tratado como un accidente doméstico –una caída en la bañera– terminó por revelarse como un homicidio brutal: cinco disparos en la cabeza con un revólver calibre .32.

La noticia sacudió al país. No solo por la brutalidad del crimen, sino por la extensa red de interrogantes, contradicciones e inconsistencias que lo rodeaban. Desde entonces, la familia quedó atrapada en un torbellino judicial, mediático y social.

Horacio fue uno de los primeros en alzar la voz para pedir que se investigara seriamente el caso. Sin embargo, con el paso del tiempo, la misma familia fue blanco de las investigaciones. El famoso “pituto”, una pequeña pieza metálica que terminó siendo uno de los proyectiles extraídos del cráneo de María Marta, fue arrojado al inodoro por el propio Horacio, según se determinó judicialmente.

El encubrimiento y una condena que lo marcó

Ese acto, aparentemente menor, fue considerado prueba de encubrimiento agravado. En 2011, Horacio García Belsunce fue condenado a cuatro años de prisión, junto a su cuñado Guillermo Bártoli y su hermano John Hurtig. La sentencia fue un duro golpe para una familia que, según su versión, solo había intentado protegerse del dolor y la confusión.

“Fue un error, lo admito. Pero nunca quisimos ocultar un crimen. Queríamos respuestas”, declaró Horacio en múltiples entrevistas.

A partir de ese momento, su rol público tomó un nuevo cariz. Ya no solo era el hermano de la víctima, sino también una de las caras del proceso judicial más polémico del país. No se escondió: dio entrevistas, participó en documentales y mantuvo su presencia en los medios, aún cuando eso significara revivir constantemente el peor momento de su vida.

Su última aparición pública: el juicio contra Nicolás Pachelo

En agosto de 2022, dos décadas después del crimen, Horacio hizo su última aparición pública. Fue durante el juicio oral contra Nicolás Pachelo, el exvecino del country Carmel y uno de los principales sospechosos del asesinato. Frente al Tribunal Oral en lo Criminal N.º 4 de San Isidro, Horacio fue contundente:

“No es un día cualquiera para mí. Esperé 20 años para decir todo lo que tengo que decir y que el asesinato de mi hermana no quede impune”, dijo con la voz entrecortada y los ojos húmedos.

Fue un momento cargado de emoción, pero también de determinación. A pesar del desgaste, del paso del tiempo y de los golpes que le dio la justicia, Horacio no bajó los brazos hasta el final.

El legado de una vida atravesada por el dolor y la dignidad

Con su muerte, se apaga una voz fundamental en la lucha por esclarecer el caso de María Marta. Pero también deja un legado: el de no rendirse nunca, aún en las peores circunstancias.

Horacio fue, para muchos, una figura incómoda pero necesaria. Un hermano que no aceptó el silencio, que no tuvo miedo de señalar fallos del sistema y que, con sus luces y sombras, eligió comprometerse hasta el final.

En tiempos en que la justicia muchas veces se percibe como distante o indiferente, su perseverancia resulta ejemplar. No era un héroe. Era un hombre dolido, golpeado, cuestionado. Pero se mantuvo firme, aún cuando todo parecía perdido.

Su muerte marca el cierre de una etapa, pero no del caso. El crimen de María Marta sigue sin resolución definitiva. Y, quizás, la partida de Horacio García Belsunce sirva para recordar que, detrás de cada expediente, hay personas. Que detrás de cada causa judicial, hay vidas atravesadas por el dolor.