

Un nuevo estudio mostró la baja en distintos aspectos referidos a la educación en el segundo semestre del año. Sin clases presenciales, bajó el promedio de horas destinadas a tareas y 7 de cada 10 familias cree que se perdieron aprendizajes importantes. Creció la preocupación de las escuelas por la salud emocional de los estudiantes.
El análisis realizado por el Observatorio Argentinos por la Educación mostró cómo desde el inicio de la suspensión de clases disminuyó 11 puntos porcentuales la comunicación diaria entre docentes y alumnos.
Esta reducción se ve reflejada en un aumento significativo del intercambio cada 15 días. Con el correr de los meses el vínculo directo con la escuela y sus referentes pasó a ser más espaciado.
Por otra parte, aumentó en cuatro puntos porcentuales la proporción de familias que consideran que sus hijos están perdiendo aprendizajes. En total, pasó de 62,7% a 66,7%.
Es decir, 7 de cada 10 familias consideran que la suspensión de las clases presenciales está siendo perjudicial para el aprendizaje de sus niños y niñas.
La cantidad de alumnos que tuvieron un examen pasó de 11,5% en junio a 23,0% en noviembre, registrando un aumento de 100%. De modo que, con el transcurso de los meses, se incorporó la presencia de la evaluación mediante la toma de exámenes además de las actividades centradas en el desarrollo de los contenidos del currículum.
Además, en el segundo semestre los alumnos pasaron menos tiempo diario realizando actividades escolares: disminuyó en 6,5 puntos porcentuales la proporción de alumnos que destinan más de 3 horas por día a sus tareas. Específicamente, se pasó de un 52,2% en junio a un 45,7% en noviembre.