Durante el aislamiento por coronavirus, muchos aprovechan para leer: el listado de autores que fueron consagrados con el Premio Nobel de la Literatura.
Durante el aislamiento por coronavirus, muchos aprovechan para leer: el listado de autores que fueron consagrados con el Premio Nobel de la Literatura.
Desde que se dispuso la cuarentena obligatoria en Argentina debido al brote global del coronavirus COVID-19, muchas personas aprovechan el aislamiento para dedicar tiempo a la lectura; una actividad que suele verse opacada por la vorágine de la rutina. En este sentido, los best-sellers y los autores que se consagraron con el reconocido Premio Nobel de la Literatura son los más buscados.
Todos los años -en octubre- se entregan los Premios Nobel en Suecia, en cinco categorías: química, física, literatura, paz y la fisiología o la medicina. Cada premiación puede ser individual o compartida. El Premio Nobel de la Literatura es otorgado por la Academia Sueca, en Estocolmo, y se trata de uno de los rubros más interesantes por ser el único que premia una actividad artística. ¿Lo curioso? Es la categoría donde más latinoamericanos triunfaron.
Estos son los ganadores del Premio Nobel de la Literatura de los últimos 10 años y el motivo de su consagración:
2010: Mario Vargas Llosa (Perú/España), “por su cartografía de las estructuras de poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, la rebelión y la derrota”.
2011: Tomas Tranströmer (Suecia), “porque a través de sus imágenes densas y translúcidas nos permite el acceso a la realidad”.
2012: Mo Yan (China), “quien combina los cuentos populares, la historia y lo contemporáneo con un realismo alucinatorio”.
2013: Alice Munro (Canadá), “maestra del cuento corto contemporáneo”.
2014: Patrick Modiano (Francia), “por el arte de la memoria con la que ha evocado los más inasibles destinos humanos y descubierto el mundo de la ocupación”.
2015: Svetlana Aleksiévich (Bielorrusia, nacida en la RSS de Ucrania), “por sus escritos polifónicos, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo”.
2016: Bob Dylan (Estados Unidos), “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición estadounidense de la canción”.
2017: Kazuo Ishiguro (Reino Unido, nacido en Japón), “quien, en sus novelas de gran fuerza emocional, ha descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo”.
2018: Olga Tokarczuk (Polonia), “por una imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como una forma de vida”.
2019: Peter Handke (Austria), “por un trabajo influyente que con ingenio lingüístico ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”.
2020: los procesos de nominación comienzan en septiembre de cada año, y en octubre el Comité Noruego del Nobel anuncia los ganadores.
Todo comenzó por el ingeniero y químico sueco Alfred Nobel (1833). Luego de estudiar y formarse en Rusia y en Estados Unidos, regresó a su Suecia natal junto a su padre para llevar adelante el negocio familiar: la fabricación de explosivos.
Pero la vida de Alfred Nobel tuvo un giro rotundo cuando en 1864, su hermano más pequeño -y otras cuatro personas- murieron debido a una explosión de nitroglicerina. Cuando esto sucedió, Nobel decidió dedicarse a investigar cómo lograr la seguridad para manipular la nitroglicerina.
Luego de realizar un profundo análisis, finalmente Alfred Nobel logró lo que buscaba. Mezcló el explosivo líquido con un material absorbente y así generó un polvo que podía ser percutido e incluso quemado al aire libre sin que explotara. Esta mezcla únicamente podía explotar si se utilizaban detonadores eléctricos o químicos: así creó la dinamita.
Gracias a este hallazgo, muchos de los trabajos de la industria minera y de la construcción progresaron como nunca antes. Así, Alfred Nobel se dedicó a dirigir fábricas de elaboración de explosivos en todo el mundo.
Durante su juventud, Nobel siempre tuvo amplios intereses culturales. Su biblioteca consistía en una rica y amplia selección de literatura en diferentes idiomas. Durante los últimos años de su vida, probó suerte como autor y comenzó a escribir ficción.
Cuando falleció, en 1896, su fortuna estaba estimada en unos 9 millones de dólares. en su testamento, dejó asentado que la mayor parte de ella era para crear una fundación que otorgara premios anuales, dedicados a aquellas personas que hayan contribuido los mayores beneficios a la humanidad en los siguientes aspectos: física, química, medicina y fisiología, literatura y la paz mundial.