Chubut

La peculiar toxicidad que causó alerta y mató a decenas de ballenas en la Península Valdés

Se registró la mortandad de varios ejemplares en un corto lapso en esta época. En total, en el año, murieron 71 ejemplares adultos. Los científicos identificaron la causa de estas muertes que no comprometen a la supervivencia de la especie.

Roberto Adrián Maidana
por Roberto Adrián Maidana |
Una de las Ballenas francas austral muerta en Península Valdés. Los científicos lograron establecer la causa de esta mortandad inesperada. (Foto Gentileza Gabriela Bellozzi) 

Una de las Ballenas francas austral muerta en Península Valdés. Los científicos lograron establecer la causa de esta mortandad inesperada. (Foto Gentileza Gabriela Bellozzi) 

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Los científicos de Puerto Madryn y la provincia de Chubut, expertos en el cuidado del medio ambiente, su flora y su fauna, ya lograron establecer la causa de estas muertes inesperadas: se trata de unas algas tóxicas, que por vía directa e indirecta, provocaron la muerte de las ballenas francas australes.

Los mamíferos consumieron la toxina paralizante que afectó el sistema nervioso de esos animales. Una especie de "marea roja" que llegó a esa zona de la península Valdés.

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Muerte de ballenas adultas en Península Valdés

Entre el 19 y el 29 de octubre pasados, se registró la muerte de 18 ejemplares de la ballena franca austral. Una cifra inusual. Que hacen un total de 71 ballenas adultas que murieron en lo que va del año. Pero estas tienen una particularidad que despertó el alerta de los científicos y especialistas. Por eso A24.com dialogó de manera exclusiva con una de ellas, que nos dio una información muy precisa y reveladora.

"Se trata de una mortalidad inusual porque afectó a la población de ballenas adultas, madres que vienen a amamantar a sus crías". La descripción la realiza Gabriella Bellazzi. Es la presidenta del Consejo deliberante de Puerto Pirámides (en Península Valdés) pero, además, es integrante de la Red de Fauna Costera de Chubut.

En diálogo con A24.com, esta especialista en el tema, nos describió el ciclo habitual de la ballena franca austral y la particularidad de este momento.

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En esta época del año comienza a aumentar la temperatura del agua del Atlántico en la península. Y con el agua más caliente, llegan las algas. Pero Bellazzi ratifica lo que muchos científicos alertan en diferentes partes del mundo. El efecto invernadero, entre sus efectos, produce la reproducción extraordinaria de algas que "afectan" al medio ambiente natural de los mares. "Atacan" a otros elementos de la flora y afectan la cadena alimenticia de las criaturas en el mar.

En este caso, este año, se produjo la llegada de unas algas que tienen una toxina, es decir son peligrosas para quienes se alimentan de ellas. Una "marea roja" que debe manejarse con mucho cuidado. El zooplancton en Valdés se alimenta con las algas y las ballenas, de ese zooplancton. Por lo tanto, la ingesta de los microorganismos contaminados con esa toxina, ingeridos a gran escala como en el caso de las ballenas, puede producir una intoxicación que derive en la muerte por la parálisis que provoca y afecta al sistema nervioso de los cetáceos.

Pero hay un dato importante añadido que hay que conocer.

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La alimentación de las ballenas adultas y las algas contaminadas

Bellazzi detalla a A24.com que las ballenas adultas llegan hasta la península para amamantar a sus crías. Es una época en que gracias a la leche materna "las crías crecen 3 centrímetros diários", nos informa. Pero el oceáno no tiene allí alimento propio para las madres: el zooplancton. Las madres se mantienen en base a sus enormes reservas de grasa. Pero este año, ese ciclo se modificó.

La llegada de las algas contaminadas produjo que también apareciera el zooplancton, el alimento de las ballenas adultas. Como si estuvieran en un "banquete", se alimentan por toneladas, mientras amamantan a sus crías. El problema es que el zooplancton esta infectado con la toxina de las algas.

"Como las ballenas ingieren una cantidad enorme de los microorganismos - también de algas - la contaminación produce una intoxicación con una concentracion tan alta de la toxina que resulta letal para las ballenas adultas", explica Gabriela Bellazzi.

Las crías solo toman la leche materna y no se intoxican. El problema con ellas es que quedan huérfanas mientras deben completar el ciclo de crecimiento y aprendizaje para llegar a las áreas en donde está el alimento microscópico (el zooplancton) que "comerán" desde que se produzca el destete.

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Alerta pero no emergencia con las ballenas y esta mortandad

Las ballenas son una especie protegida por el riesgo de los pesadores indiscriminados, especialmente de Noruega y Japón. La comunidad internacional ha logrado protocoles especiales y, por ejemplo, península Valdés es un "santuario" y un lugar declarado como patrimonio universal por la UNESCO.

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Hay un sitio web en la que se puede monitorear on line los desplazamientos de las ballenas desde su lugar de amamantamiento hasta los sitios en los que deben aprender a conseguir el zooplancton para su vida adulta. Se llama https://siguiendoballenas.org/

Esto ha permitido tener excelentes progresos con el cuidado de la ballena azul. "Este año se produjo un número muy alto de nacimientos" no apunta Bellazzi. En total, unos 1.468 nuevos ejemplares. En esta última época, nacieron 549 crías, de las cuales murieron, por diferentes causas, 53. Es decir, menos del 10% de los ballenatos en situación contemplada como la mortalidad perninatal. Ese porcentaje no pone en peligro en absoluto la supervivencia de la especie.

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El problema preocupa realmente cuando las muertes se dan en ejemplares adultos. Son quienes deben alimentar y "enseñar" a sobrevivir a las crías. Esta inesperada aparición de algas tóxicas provocó la muerte de casi una veintena de ballenas adultas en solo 10 días. Algo de mucha preocupación. Sobre todo, si la proliferación de las algas en los mares de todo el planeta se debe al aumento de la temperatura por el cambio climático y el efecto invernadero.