El restaurante, con una larga trayectoria, abrió sus puertas en 1994 en el microcentro y luego se mudó al barrio de Belgrano. Recientemente había cambiado su nombre a “Famenovo” y empleaba a 20 familias.
"Nos enterró el peso de la mochila de la cuarentena", explicaron sus dueños.
Mas cierres en pandemia
Sin embargo, no es el único caso. Durante el mes de mayo, la tradicional parrilla Los Platitos 57 bajó sus persianas de forma definitiva. Se le venció la concesión y el Gobierno de la Ciudad desalojó el parador.
"Hemos culminado una etapa que duró más de 40 años. Se pasó de la clausura a un cierre definitivo. Los intereses políticos se impusieron por delante de 77 familias. Atrás van a quedar esos recuerdos rutinarios del día a día. Es una tristeza muy grande porque para mucha gente este restaurante es parte de su vida, de su crecimiento", publicó el restó en su página de Facebook.
También El Obrero, en La Boca, y Oviedo, en Palermo fueron dos bodegones que producto de la crisis económica bajaron sus persianas. Dentro de este marco, el rubro gastronómico remarca que "se necesita de manera urgente una Ley de Emergencia Gastronómica".