Entonces, mientras América del Norte y Europa amplían la cantidad de bosques en sus territorios, en el hemisferio Sur ese deseo de consumo lleva a destruir zonas forestales milenarias.
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Durante la pandemia el consumo de productos como el café o el chocolate, proveniente del cacao, creció con fuerza.
Efecto pandemia local
"En la Argentina no producimos café, es todo importado", dice a A24.com Nico Artusi, periodista experto en esa infusión. Y agrega un dato curioso: "La pandemia cambió radicalmente el modo de consumo. El principal canal de despacho en nuestro país no son las cafeterías ni los hogares sino las oficinas. Ese fue el golpe más duro para los representantes de la marcas".
En la Argentina se consume poco café: "Apenas un kilo por habitante por año, según estimaciones, cuando de yerba son 6 kilos", cuenta Artusi.
Lo que sí creció en el último tiempo fue el consumo hogareño: "la venta doméstica de cafeteras expresso superó a las de filtro, que eran las que históricamente se compraban en las casas", cuenta.
El informe
El estudio de Nature Ecology & Evolution da a conocer una primera evaluación, país por país, sobre cómo las importaciones de los países desarrollados fomentan esa deforestación. Indica que, por cada habitante de los países del G7, del otro lado del mundo se pierden cuatro árboles cada año. Según los investigadores, esto significó más de 3.000 millones de árboles en 2015.
Según los datos que surgen de las imágenes satelitales, en 2019, en las zonas tropicales se destruyó el equivalente a una cancha de fútbol de bosque primario cada seis segundos. Son 38.000 km2 en ese lapso de tiempo. Los datos preliminares indican que la destrucción pudo haber sido todavía más rápida en 2020.
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Plantaciones de café en el valle del Cauca, Colombia.
Los 7 poderosos
Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia (del G7), generan una "huella deforestación" del 91 al 99%. Quienes la padecen son otros países, la mitad de ellos en los trópicos.
"La mayoría de los bosques se encuentra en los países más pobres, y se los fomenta económicamente a talarlos", señaló el autor principal del estudio, Nguyen Tien Hoang, del Instituto de Investigación para la Humanidad y la Naturaleza de Kioto, Japón. "Demostramos que los países ricos promueven la deforestación" a través de sus importaciones, agregó.
Industria respetuosa, algo posible
Sin embargo para Artusi, "desde el 70, cuando se empezó a acuñar la idea de "la tercera ola del café", esta es una de las industrias pioneras en materia de consumo responsable". Según explica, "hay un montón de certificados internacionales como Rain Forest y otros sellos que demuestran, por un lado, la sustentabilidad de los cultivos, los métodos de producción y recolección del café. Y por otro, las prácticas de trabajo equitativo, porque históricamente la del café fue una de las industrias más explotadoras y esclavistas que hubo".
Ahora, en el mercado pueden encontrarse marcas y productos que responden a la idea de "comercio justo". "Hay paquetes de café que tienen los sellos de calidad que homologan las cualidades del producto, pero además certifican que la producción está en el contexto de un consumo responsable", agrega el periodista.
No tan lejano
"En América Latina la deforestación se da principalmente por la soja y la ganadería" dice a A24.com Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace. "Brasil, Argentina y Paraguay son los países con más niveles de deforestación", agrega. "Tanto con el café como con el cacao también se da, pero en mucha menor escala", señala.
"La destrucción de hectáreas naturales de la Amazonía impacta en nuestro país. Además de los ríos que recorren el continente se suman los 'ríos voladores', que son flujos aéreos masivos de agua en forma de vapor . Estos se alimentan con la humedad que se evapora del Amazonas. Son como ríos de humedad y cruzan la zona hasta encontrarse con los Andes donde generan lluvias, aunque estén a 3.000 km de distancia".
"Ahora se sabe que los bosques generan su propia lluvia. Y esa lluvia suele ir como nubes condensadas a otras zonas", explica Giardini. "Eso puede cambiar el régimen de lluvias en la Argentina e impactar en la producción de nuestro cultivos, es un impacto indirecto posible sobre los rindes agrícolas locales".
La hora del chocolate
El estudio permite hacer un seguimiento de los países que consumen y cuáles son específicamente los que pierden su ecosistema originario por ese consumo. Por ejemplo, el cacao que se compra en Alemania "representa un riesgo muy elevado para los bosques de Costa de Marfil y Ghana", dijo Nguyen Tien Hoang. Otro caso es la deforestación de la costa de Tanzania que está vinculada en forma directa a la demanda de productos agrícolas desde el Japón.
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El chocolate, otro de los consumos que crece, se produce a base del cacao.
En nuestra región, Ecuador es el primer productor de cacao América y el cuarto del mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Entre enero y noviembre de 2020, las exportaciones de cacao y sus elaborados se elevaron 26%, hasta alcanzar los USD 821 millones, según el Banco Central de ese país.
"En Ecuador hay deforestación por cacao y en Colombia y Brasil la hay por café", dice Giardini. En gran porcentaje esos productos terminan en Europa y China. "Desde ahí esas materias primas -incluida la soja- se distribuyen a otros lugares del mundo en forma de otros productos elaborados, como chocolates.", agrega.
Mucho más que menos árboles
"La deforestación genera cambio climático. Para los acuerdos climáticos que firmaron distintos países, los países que consuman productos que desforestan en gran cantidad son corresponsables de lo que pasa", dice Giardini. Para el experto de Greenpeace, esos temas están en la nueva agenda política. Entre ellos, "La deforestación indirecta, esa que genera Europa, por ejemplo, con el consumo de materias primas de Sudamérica, ya sea en la selva amazónica, o en el bosque del Gran Chaco".
Los ecosistemas forestales cubren más del 30% de la superficie terrestre. Y en los bosques tropicales vive entre el 50 y el 90% de las especies.
Nuestras pérdidas, en números.
Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Colombia están entre los diez países que más deforestan en el mundo, según Greenpeace. Acompañan a países como Indonesia y El Congo. "Hoy tenemos una ley de bosques que redujo algo la deforestación ilegal, pero las multas no alcanzan. Hay que hacer más estricta la ley actual", dice Giardini.
- Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, en Argentina en los últimos 30 años perdimos cerca de 8 millones de hectáreas.
- Según el Instituto Nacional de Investigaciones Especiales (INPE), en Brasil se deforestaron cerca de 25 millones de hectáreas en los últimos 20 años.
- Según datos oficiales, en Paraguay se perdieron cerca de 6 millones de hectáreas de bosques en los últimos 20 años.
- En Colombia se perdieron cerca de 1,5 millón de hectáreas de selva amazónica en los últimos 30 años.
- Datos oficiales estiman que en los últimos 25 años, Ecuador perdió cerca 2 millones de hectáreas de bosques.
Consumo responsable
Entonces, ¿qué podemos hacer como consumidores? "Es fundamental consumir productos elaborados de forma agroecológica y local. Disminuir la cantidad de productos envasados, de manufactura muy lejos de donde vivimos", dice Giardini.
"El café es gestor de comunidad", dice Artusi. "Con el cierre de muchos locales tradicionales por la pandemia también se abrieron cafeterías de especialidad. Hay un nuevo mercado y un nuevo nicho para los consumidores", agrega. En estos lugares, que también venden paquetes para preparar en casa, el origen del producto puede rastrearse. Quizás, su precio resulte un poco más caro. Sin embargo, con ese pocillo lleno, también podemos tomar una decisión de compra más sustentable.