El Síndrome de Estocolmo se trata de un estado psicológico que aparece en aquellas víctimas de un secuestro y normalmente, éstas terminan generando un vínculo de afecto o defensa hacia su captor.
El Síndrome de Estocolmo se trata de un estado psicológico que aparece en aquellas víctimas de un secuestro y normalmente, éstas terminan generando un vínculo de afecto o defensa hacia su captor.
El Síndrome de Estocolmo es un vínculo afectivo que origina entre la víctima de un secuestro con su captor. Esta situación, comúnmente puede llevar al rehén a empatizar de tal manera con el secuestrador, que hasta incluso termine apoyando su causa convencido y con fundamentos.
Este síndrome, suele aparecer en las personas que de algún modo en algún momento u otro, sintieron repulsión hacia las fuerzas del orden.
El síndrome de Estocolmo tiene su origen en el año 1973 donde un grupo de delincuentes intentó persistir a un robo en una entidad bancaria y entraron armados con ametralladoras en el banco.
En ese suceso, los delincuentes se pasaron cuatro días encerrados con sus rehenes. El líder de esa operación fue Jan - Erik Olsson, quien entró al banco, pero la policía rodeó tanto el edificio impidiéndole salir, que éste decidió tomar como rehenes a varios de los trabajadores de la sucursal donde terminaron pasando juntos, unas 130 horas.
Tres fueron las mujeres y un hombre que permanecieron atados en una cámara hasta que los rescataron. Tenían dinamita en todo su cuerpo y durante el secuestro temieron por su vida, porque habían sido amenazados.
Lo que fue sorprendente, es que cuando la policía pudo conseguir liberarlos, los rehenes ya habían generado sentimientos de apego tan fuertes, que hasta llegaron a negarse a testificar en contra de sus secuestradores.
Fue al punto la sorpresa, que una de los 3 rehenes se enamoró del secuestrador y criticó al Gobierno de Suecia por no llegar a comprender los motivos por los que los delincuentes habían querido inmortalizar el robo. Más tarde, fue noticia que la rehén, participó en otro secuestro organizado por su propio captor.
En esos momentos, los rehenes reconocieron en distintas entrevistas que llegaron a pensar que sus propios captores, fueron quienes los protegieron, al punto de creer que los malos eran quienes los habían liberado.
Este suceso fue el primero que se tomó como modelo para darle nombre a este fenómeno como Síndrome de Estocolmo. El mismo, fue nombrado por primera vez por el profesor Nils Bejerot, especializado en Investigaciones adictivas.
La causa que desencadena el Síndrome de Estocolmo es un acontecimiento post traumático. Este trastorno, comúnmente aparece en aquellas personas que fueron retenidas contra su voluntad o privadas de su libertad.
Está estudiado que mientras mayor sea el tiempo de secuestro, más aumenta la probabilidad de sufrir este síndrome.
Igualmente, se sabe que en un principio las víctimas sinceramente temen por su vida, pero a medida que va pasando el tiempo y que mayor es el contacto con el agresor, la idea va decayendo, comenzando a creer que el riesgo no existe.
Se estudió que los rehenes, pueden llegar a generar este síndrome como un mecanismo de defensa y de supervivencia, para acercarse en primeras a su captor y complacerlo en un intento de salvar la propia vida. Un dato llamativo, es que el Síndrome de Estocolmo, lo pueden sufrir tanto los rehenes como los captores.
El síndrome se puede reconocer por sentimientos benevolentes, donde estos van evolucionando en atracción, solidaridad y comprensión, de la víctima hacia su captor.
Esta, pasa por fases diferentes, donde primero se encuentra en una situación de desequilibrio, percibiendo el peligro y siente angustia e inseguridad. Así es donde se inicia el mecanismo de defensa por instinto de supervivencia, que lo lleva a acercarse a él.
Otra manera de reconocer el síndrome es cuando el rehén justifica a su captor al punto de llegar a culpabilizar a otras personas o solidarizándose con su causa. Y la otra manera de evidenciar el síndrome es la de permanencia de esos sentimientos positivos hacia el captor, incluso cuando ya se dio por finalizado el secuestro.
Para poder superar el trauma de cualquier secuestro, es muy importante que el paciente sea tratado por un psicólogo o un psiquiatra. Se conoce que el Síndrome de Estocolmo, en general no suele necesitar un tratamiento específico, debido a que con el tiempo y tras ir recuperando la vida cotidiana, los sentimientos buenos hacia el captor, van desapareciendo.
Existen ciertas condiciones que se tienen que desencadenar para que se dé el Síndrome de Estocolmo, y es porque este trastorno no se origina en el 100% por secuestros. Para que una persona quede involucrada después de una retención como rehén y padezca el Síndrome de Estocolmo, tienen que darse condiciones como:
Tiene que haber estado retenido en contra de su voluntad, la víctima tiene que haberse encontrado en un entorno reducido y en el que solo tenga a su secuestrador como referente. (Se conoce que si los rehenes conformaron un gran grupo de personas, es difícil que desarrollen el síndrome).
Que la acción de los secuestradores haya tenido un claro fundamento ideológico que lo sustente, al punto de llegar a tener mucha influencia sobre el rehén. Que haya existido un contacto directo entre el secuestrador y la víctima, para que con el pasar del tiempo ésta se pueda identificar con él.
Es posible que si la víctima tenía otros referentes de control interno no desarrolle el trastorno y es necesario que la acción del secuestrador no haya sido violenta, porque de lo contrario, casi no hay probabilidades de que padezca el Síndrome de Estocolmo.