En contra de por sí de generar nuevos impuestos, como "solución" a la emergencia económica, destacó que, según informes del Banco Mundial, la Argentina ya tiene para el sector agropecuario la segunda presión fiscal más alta del planeta, y que según el FMI, la más alta de latinoamérica, en promedio.
"Planteado como está no es que afecta sólo al sector agropecuario, sino a todo el sector productivo. Con no gravar los bienes de producción, automáticamente lo solucionas", comentó.
Además anticipó que si sale como está, van a haber presentaciones judiciales: "hoy es muy fácil comprobar que tenes presión tributaria confiscatoria. Sobre todo para los productores del interior. A las economías regionales les pega de lleno. Al productor de 25 hectáreas que tiene una vid y tiene maquinaria le pega directo", afirmó.
En este sentido, sostuvo que la consecuencia es que se castigue a quien incorpora tecnología, con lo cual se invita a ir a una pauperización de la producción. "Lo lógico sería gravar por el resultado, por la rentabilidad, no por los bienes. Sino pasa lo que está pasando, que si viene una sequía o una inundación hay que pagar igual", destacó.