Opinión

De la esperanza a la desazón, la relación de Matías Kulfas con el sector agropecuario

Matías Kulfas fue uno de los funcionarios que mejor había caído entre las entidades del campo. El intento de expropiación de Vicentin y el cierre de las exportaciones de carne fue una decepción para los ruralistas.
Marcos López Arriazu
por Marcos López Arriazu |
El exministro Matías Kulfas había generado expetativas positivas entre los dirigentes rurales. 

El exministro Matías Kulfas había generado expetativas positivas entre los dirigentes rurales. 

Tras la segunda vuelta electoral de 2019 las entidades del campo veían con malos ojos lo que se venía. Daban por descontado una suba de retenciones apenas asumiera Alberto Fernández (que finalmente sucedió) y se temía mayor intervención sobre los mercados de granos y carnes. En ese marco, sin despejar del todo los temores, dos personas, en ese entonces aún ministeriables, les brindaban un poquito de esperanza: Matías Kulfas y Gabriel Delgado.

El segundo no llegó a asumir como ministro de Agricultura, a último momento y de manera inesperada le ganó la pulseada Luis Basterra. Se podría pensar que esta designación le liberó la cancha a Kulfas para avanzar en el área de otro Ministerio ya que el formoseño, incondicional de Gildo Insfrán, siempre evitó entrar en conflictos intragabinete y su agenda parecía muy alejada de la que manejaban los funcionarios albertistas y cristinistas.

¿Qué hubiera hecho Delgado? Nunca lo sabremos, es un análisis contrafáctico, pero tal vez pertenecer a la línea política de Jorge Neme y Juan Manzur le hubiera dado otra espalda para mantener los temas agroindustriales dentro de su Ministerio.

El pre-ministro Kulfas

Antes de asumir, y ya desde la época de la campaña electoral, Kulfas se reunió varias veces con dirigentes y técnicos de las entidades de la Mesa de Enlace, principalmente de Coninagro y Confederaciones Rurales Argentinas.

La impresión que dejó fue positiva. Por entonces, varios ruralistas destacaban “el rigor técnico” de Kulfas y su interés pormenorizado sobre distintas problemáticas.

“Nos dijo que le partía la cabeza el estancamiento de la lechería; que no entendía como no podía funcionar la cadena y que le quería buscar soluciones”, contó por aquellos días un allegado de CRA a A24.com Agro.

También hubo extensas discusiones sobre el negocio de la carne, la importancia de las exportaciones y la conformación de los precios internos. Repito el concepto: si bien no alejaba del todo los temores, generaba un poco de esperanza sobre el gobierno de Alberto Fernández. Pero eso no duraría mucho.

El ministro Kulfas

Si bien los primeros meses no hubo mayores cruces, tampoco se generaron los acercamientos que esperaban en el campo. Y con una pandemia que fue trastocando uno a uno los planes del Gobierno, el ministerio de Desarrollo Productivo se convirtió de a poco en un bombero que debía solucionar problemas urgentes antes que un ingeniero capaz de construir nuevas realidades.

Ahí comenzaron algunos roces, generalmente con la Secretaría de Comercio como principal punta de lanza, por los controles de precios.

Pero el verdadero parteaguas en la relación fue el intento de expropiación de Vicentin. El 8 de junio del 2020, Kulfas participó del anuncio de la estatización de la cerealera concursada, junto al propio Alberto Fernández, la Senadora Anabel Fernández Sagasti y Gabriel Delgado, que de fallido ministro pasó a fallido interventor.

En los días siguientes cayó sobre sus espaldas gran parte de la defensa del proyecto que provocó cientos de marchas de rechazo en todo el país, la mayoría liderada por productores agropecuarios, hasta que el Ejecutivo abandonó del proyecto.

De todos modos, la relación de Kulfas con el campo, quedó gravemente herida.

El pecado de la carne

Con una inflación medianamente domada hasta fines de 2020 (por lo menos en parámetros argentinos) la disparada del precio de la carne en diciembre se fue convirtiendo en el segundo foco de conflictividad de importancia.

La secretaria de Comercio Paula Español se puso a la cabeza de la elaboración de acuerdos de precios con los frigoríficos exportadores. Primero fue el lanzamiento de una canasta navideña un 30% más barata.

Al no poder controlar los precios Español comenzó a amenazar con subas de retenciones; finalmente llegó el cierre de exportaciones en mayo del 2021. Todas esas decisiones se negociaban y tomaban en el ministerio de Desarrollo Productivo, ante la pasiva mirada de Basterra.

La consecuencia fueron paros agropecuarios, disputas con la industria frigorífica y la ruptura total de las relaciones con el campo. Nunca pudo contenerse el precio de la carne.

La llegada de Domínguez al ministerio de Agricultura

Con el nombramiento de Julián Domínguez como ministro de Agricultura tras la derrota electoral, Kulfas (que resistió en ese momento la envestida del Cristinismo para que dejara el cargo) tuvo que resignar gran parte del terreno en manos del nuevo ministro. Esa había sido la principal condición que había puesto Domínguez para aceptar el cargo: recuperar todas las funciones que correspondían a su Ministerio.

Sin embargo, el también recién llegado Secretario de Comercio Roberto Feletti, emprendió su carrera para contener precios impulsando una y otra vez la idea de subir retenciones y la creación del Fondo de Estabilización del Trigo, de la mano de una suba de retenciones para los derivados de la soja.

Esa historia es más reciente y, aunque siempre está la idea de que Feletti no respondía a Kulfas (hasta recibió un reto público por hablar de retenciones), lo cierto es que, por lo menos, ya se mostraba una cartera vacía de poder.

En el medio de estos grandes temas públicos, hubo otros que pasaron más desapercibidos o que generaron menos conflicto, aunque si malhumor: el fidecomiso aceitero o la modificación del corte de la nafta y el gasoil con biocombustibles son algunos ejemplos.

La salida de Matías Kulfas del ministerio de Desarrollo Productivo cierra un largo ciclo de tres años para el campo, de la mayor esperanza en el gobierno se convirtió en una rotunda decepción.

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