Por Fernanda Juppet (*)
Ahora en Twitter: no es la primera vez que Elon Musk recurre a estas tácticas para impulsar el precio de Dogecoin. (Foto: Archivo).
Por Fernanda Juppet (*)
Unos días atrás, todos los que ingresaron en su cuenta de Twitter se encontraron el logo de un perro, en vez del clásico pájaro azul. Qué ocurrió, se preguntaron sorprendidos.
Y lo que pasó fue que el multimillonario Elon Musk, actual CEO de Twitter, reemplazó arbitraria y unilateralmente el logotipo principal de la red social por el de la criptomoneda Dogecoin.
Como resultado de esa acción, el precio de Dogecoin superó los 0,10 dólares y alcanzó su nivel más alto en 4 meses.
No obstante, también surgieron voces en contra porque, tras este tipo de acciones, Musk está siendo acusado de manipular el precio de esta criptomoneda y hacer que crezca de manera artificial en un corto periodo de tiempo.
Sin embargo, el problema es que no se trata de la primera vez que Elon Musk recurre a esta misma táctica.
En 2021, una misión de SpaceX (otra de sus empresas) fue totalmente financiada por Dogecoin. Incluso la marca de autos Tesla acepta pagos con esta criptomoneda en algunos productos.
En definitiva, ahora que Musk dirige Twitter y es una de las personas más seguidas en las redes sociales, es consciente de que cualquier mención a Dogecoin genera movimientos en el mercado que, además, lo benefician económicamente.
Entre otros aspectos, el comportamiento del empresario genera un impacto negativo sobre la industria de las criptomonedas. Por ejemplo, en diversos puntos clave para el desarrollo del ecosistema:
-Riesgo de manipulación del mercado: al realizar intervenciones de estas características en una empresa en que tiene interés directo, Musk provoca cambios artificiales en el mercado, que no reflejan un interés real por la adquisición del cripto activo.
De esta forma, el cambio de logo de Twitter provoca una mayor demanda de Dogecoin basada sólo en especulación, es decir, abre espacios para que inversionistas con grandes cantidades de esta criptomoneda puedan aumentar sus utilidades vendiéndole a inversionistas no expertos, que sufren un daño importante cuando los precios de los activos se ajustan.
-Aumento de la volatilidad: la especulación masiva con Dogecoin puede causar un aumento en la volatilidad del valor de la criptomoneda y afectar al mercado en su totalidad.
En ese sentido, para los inversionistas será difícil saber cuándo es el mejor momento para comprar o vender porque se estará a merced de las asimetrías de la información provocadas por un actor relevante del mercado, cuando lo natural es que el precio se rija por la oferta y la demanda.
Es más, esta es la razón por la que la manipulación de precios de mercado en acciones u otros activos regulados es un delito.
-Pérdida de confianza en las criptomonedas: si la especulación masiva con Dogecoin provoca grandes pérdidas para las personas, esto puede dañar al ecosistema cripto en general.
Muchos inversionistas pueden terminar alejándose de las criptomonedas sin poder conocer su potencial de promover la inclusión financiera como refugio ante la inflación, herramienta de inversión y/o transferencia de remesas, dado que estas actividades afectan directamente la credibilidad del ecosistema en su conjunto.
Por lo tanto, aunque los abogados de Elon Musk argumentan que los efectos son mínimos, sabemos que no es así.
Las constantes menciones a Dogecoin la han convertido en una de las más fuertes desde que comenzó a promocionarla. Según CoinMarketCap.com, Dogecoin es la octava criptomoneda más valiosa, con una capitalización de mercado de más de USD 13 mil millones.
En definitiva, está bien que alcance un lugar destacado, cada criptomoneda cuenta detrás con un proyecto diferenciador que busca atacar una necesidad puntual.
Sin embargo, en este caso, el problema es cuando su crecimiento se produce sobre la base de especulaciones que terminan por dañar la confianza en el mercado, en vez de bienes y servicios mediante los cuales se crea valor.
(*) La autora es abogada y CEO de la plataforma CryptoMarket.
