Sus inicios
De origen italiano, Manuel Belgrano era hijo de un comerciante quien se preocupó exhaustivamente por la formación de su hijo enviándolo a estudiar latín, filosofía y teología. Su formación se completó años más tarde en España adquiriendo en 1792 el diploma de abogado. Su pasión por la Revolución Francesa hizo que adoptara la ideología liberal, política que aplicó en Argentina al ser nombrado en su regreso al Río de la Plata como secretario del Consulado de Buenos Aires.
Su rol en Argentina
Con hambre de poder contribuir tanto en el desarrollo económico, como educativo y cultural luchó por el desarrollo de la agricultura, la libertad de comercio y la creación de escuelas comerciales y náuticas. Incluso, llegó a participar como capitán de las milicias urbanas en la defensa frente a la invasión inglesa.
Sin embargo, muchos de sus proyectos eran irrealizables en el territorio porque aún continuaba con una administración colonial que, por supuesto, no daba lugar a ideas liberales. Frente a este contexto, Belgrano entiende que para que exista una verdadera evolución primero tenía que darse la independencia. Fue así como su figura se convirtió rápidamente en líder de la Revolución de mayo que tuvo lugar desde el 18 al 25 de mayo de 1810. De hecho, fue un importante vocal de la Junta que luego daría paso al Gobierno argentino.
Parte del ejército
En ese entonces la Junta quiso conservar la unidad del Virreinato del Río de Plata, que contemplaba territorios tales como Argentina, Uruguay, Paraguay, el sur de Brasil, Bolivia y parte de Chile. Para que esto ocurra Manuel Belgrano, nombrado general al mando del ejército de Paraguay, tenía la responsabilidad de mantener la adhesión. Sin embargo, fue derrotado por los paraguayos fracasando en su objetivo.
Creación de la bandera
En el año 1812, Belgrano pasó a ser la cabeza del Ejército del Norte creando por primera vez, en las barrancas rosarinas del Paraná, la bandera azul y blanca como símbolo representativo en las batallas.
Aprendiendo de sus fracasos anteriores en el campo, ahora con más experiencia, logró vencer a las tropas españolas del general Juan Pío de Tristán y Moscoso en las batallas de Tucumán y Salta. Estas victorias fueron esenciales para la independencia argentina.
Luego, en 1813 en un intento por invadir el Alto Perú, Manuel Belgrano es derrotado quedando esta porción de territorio bajo el dominio español. Después de este suceso, queda destituido del mando militar, pasando a prestar sus servicios desde el ámbito diplomático.
Conflictos internos
En 1815 viajó a Europa en conjunto a Bernardino Rivadavia en búsqueda del reconocimiento de la independencia pero, no obtuvo éxito. Por ese motivo, el Congreso de Tucumán declaró formalmente la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata por su cuenta. Y, además tomó como bandera nacional la hecha por Belgrano.
En esa época los conflictos entre federalistas y centralistas y federalistas comenzaron a acrecentarse. Por ello, Blegrano volvió al frente del ejército auxiliar de Perú para contener las sublevaciones de los jefes militares que se pronunciaron a favor del federalista José Gervasio Artigas.
Ya en Cruz Alta contrajo una enfermedad por lo que se retiró de Tucumán y después a Buenos Aires. Enfermo y en total pobreza, falleció de hidropesía el 20 de junio de 1820. Al presente, sus restos se conservan en el mausoleo de la basílica del Rosario de la Capital Federal.
Frases célebres de Manuel Belgrano
- Soy muy amante de que todas las ciencias se sepan por principios y nadie pueda tener conocimiento de aquellas sin estar instruidos en éstos.
- El hombre, por su naturaleza, aspira a lo mejor, y, por consiguiente, desea tener comodidades y no se conforma sólo con comer.
- El honor y el premio son los dos resortes más a propósito, para que no se adormezca el espíritu del hombre.