En sus historias mezcla acertijos con detalles de videojuegos de aventura gráfica que jugaba de chico, como el "Monkey Island".
Cómo los arma. Para hacer cada juego va mirando qué vectores consigue de páginas que le dan esos recursos gratis y en base a eso va armando una historia en su cabeza e ideando formas de esconder las pistas.
"Los voy testeando con mi novia, mi hermano, la novia de mi hermano, para que me vayan dando su feedback. En una semana puedo armar una historia a las apuradas, después reajusto y pienso nuevas ideas. Depende del laburo y el tiempo que tenga, en dos semanas puedo armar todo de 0 a 100". "Los voy testeando con mi novia, mi hermano, la novia de mi hermano, para que me vayan dando su feedback. En una semana puedo armar una historia a las apuradas, después reajusto y pienso nuevas ideas. Depende del laburo y el tiempo que tenga, en dos semanas puedo armar todo de 0 a 100".
Para que sea más atractivo el juego va variando los recursos de historia a historia. "La primera que armé fue demasiado complicada y ahora estoy reajustando la puntería cada vez más para hacerlas más simples, porque una cosa es un juego en una aplicación y otra cosa es Instagram, donde la gente está a otro ritmo, ve cosas más cortas y cambia rápido de material. No puedo retenerlos por mucho tiempo", dice Matías.
"Siempre trato de encontrarle otra utilidad a las herramientas que nos brindan. Muchas quedan en ideas que no realizo pero esta la pude realizar básicamente porque junté mucho huevo". "Siempre trato de encontrarle otra utilidad a las herramientas que nos brindan. Muchas quedan en ideas que no realizo pero esta la pude realizar básicamente porque junté mucho huevo".