Guasón, ¿la película del año? 3 puntos claves que la hacen imperdible

Agus Monti
por Agus Monti |
Guasón, ¿la película del año? 3 puntos claves que la hacen imperdible

Qué pasó. Guasón (Joker) llegó a los cines de todo el país y ya se posiciona como uno de los estrenos del año. Con puntuaciones casi perfectas en los sitios web de opinión de fans y críticos, una actuación deslumbrante de Joaquin Phoenix y una dirección espectacular de Todd Phillips (¿Qué pasó ayer?), esta película ya es toda una sensación y en esta nota te vamos a explicar por qué.

1. La encarnación perfecta

El Guasón es un personaje que fue intepretado por muchos actores a lo largo del tiempo, desde Jack Nicholson en 1989 (Batman) hasta Heath Ledger en 2008 (Batman: el caballero de la noche), Jared Leto en 2016 (Escuadrón Suicida) y ahora Joaquin Phoenix (Her, Gladiador).

Con el legado de Ledger detrás, una actuación que marcó una década y quedó en la historia por formar parte de la consagrada "trilogía de Batman de Christopher Nolan", Phoenix se puso el traje violeta y encaró el proyecto.

Para la risa tan característica que tiene su personaje practicó durante cuatro meses y vió videos y estudió a enfermos de risa patológica (risa sin motivo que puede aparecer en enfermedades neurológicas, intoxicaciones, esquizofrenia).

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Además, adelgazó 25 kilos, un detalle que ayudó mucho al trabajo corporal que tiene el Joker, los movimientos, los rasgos de la cara, las costillas que se le marcan en el torso, los huesos que sobresalen de su espalda y las piernas largas y flacas, como el Guasón de los cómics de Alan Moore de los '80, "The Killing Joke".

Para el director, Todd Phillips, este Guasón tenía que ser "muy delgado", así que el actor perdió peso con ayuda de un médico, pero la estricta privación de calorías que soportó afectó sus hábitos alimenticios: "Una vez que alcanzas el objetivo, todo cambia (...) Realmente desarrollás como un desorden. Quiero decir, es salvaje", dijo Phoenix a Associated Press.

El trabajo corporal se suma a una exquisita interpretación desde lo actoral: su voz, sus caras, sus miradas, el humo de los cientos de cigarrillos que fuma, la forma en la que corre. Todo conforma una fórmula perfecta.

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2. Los bailes, las luces y la cámara

Esta película cuenta con escenas que te llevan de la risa a la amargura. Arthur Fleck, el protagonista, vive una vida díficil, cruda, injusta, y todo a su alrededor, todo lo que le pasa, lo va convirtiendo en el Guasón.

El subte de Ciudad Gótica fue uno de los lugares elegidos para mostrar la evolución del protagonista. Primero en el encuentro con tres jóvenes que empiezan a maltratarlo, las luces se prenden y apagan y marcan un momento. Luego hay otra escena donde en medio de la "rebelión del Joker" cientos de personas viajan con máscaras de payaso. Además, los vagones están escritos con graffitis y llenos de pósters y pancartas, un poco como el resto de la ciudad corrompida en la que viven. El trabajo de fotografía, edición y dirección es excelente.

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La música siempre acompaña el sentir del protagonista. Arthur baila y se mueve de una forma que sólo Joaquin Phoenix podía (re) crear. Además, el maquillaje de payaso que se mueve por la traspiración, una lastimadura o una lágrima que le atraviesa la cara, el traje magenta que viste y los planos de la ciudad, el departamento donde vive, la calle o el hospital de Arkham, crean una paleta de colores espectacular.

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Vía twitter: @comix_mex
Vía twitter: @comix_mex

3. Una crítica social

La película del Joker es una verdadera montaña rusa. El film nos adentra en una aventura por la vida de Arthur, una persona con problemas mentales, psicópata, corrompida por la sociedad y el caos. Un personaje que quiere ser comediante y anota ideas para su monólogo en un cuaderno. "Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que actúes como si no la tuvieras", es una de las frases que te quedan resonando en la cabeza durante toda la película.

Es una historia que te hace ponerte en la piel del Guasón y sentir empatía y compasión, pero a la vez asco, odio, rechazo y un sinfín de emociones más. Nos hace replatearnos el trato con el otro, con nuestros compañeros de trabajo, con las personas que viven en la calle y las personas con enfermedades mentales y el tabú, los prejuicios y la discriminación que existen alrededor de ellas.

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