Caetano Veloso y las quejas por el sonido que llegaba desde el recital de Cazzu
Sin cash. No hay manera posible de gastar dinero "físico" durante el Lollapalooza. Todo lo que se consume en el predio debe pagarse con la pulsera electrónica de la entrada, que se carga a través de la tarjeta de crédito. Pero incluso fuera del precio, no había trapitos o vendedores ambulantes.
El lugar. Pasadas las quejas de los primeros años por la distancia al centro de la ciudad, el Hipódromo se ha consolidado como un lugar insuperable para el festival. Por tamaño e infraestructura, no parece haber otro predio mejor que este. Y gracias a los cambios en la frecuencia de los trenes (salían hasta las 3 de la mañana, cada 15 minutos de la estación San Isidro), la vuelta no es tan complicada.
Un verdadero ATP. No solo por el espacio "Kidzapalooza", que contó con una grilla de grupos infantiles (se destacaron "Rock and Walsh" y "Panceta y los Papafritas"), sino también por las actividades y talleres para chicos. Y hasta los más mínimos detalles, como rampas para los cochecitos, el Lollapalooza es verdaderamente apto para menores de diez años (que no pagan entrada).
Cupo femenino. En febrero se había armado un revuelo importante por la (casi nula) cantidad de mujeres que estaban en la grilla del Cosquín Rock. En Lollapalooza tampoco hubo demasiados avances al respecto. El sitio Redacción publicó que solo el 20% del line up eran artistas o grupos conformados por mujeres.
"Nosotros tenemos un montón de artistas mujeres en el festival y te diría que queríamos traer más, pero si me preguntás a mí, yo voy detrás del talento". "Nosotros tenemos un montón de artistas mujeres en el festival y te diría que queríamos traer más, pero si me preguntás a mí, yo voy detrás del talento".
Diego Finkelstein, organizador del festival, al diario La Nación.