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Comodoro Py: resistencias y posturas irreconciliables por la reforma judicial de Alberto Fernández

Néstor Espósito
por Néstor Espósito |
Comodoro Py: resistencias y posturas irreconciliables por la reforma judicial de Alberto Fernández

La reforma judicial que planea el gobierno de Alberto Fernández, que ni siquiera fue anunciada oficialmente (más allá del discurso de apertura en el Congreso), ya genera reacciones encontradas en el Poder Judicial. Algunas de ellas son tan antagónicas que parecen preanunciar posturas irreconciliables que sólo se zanjarán con aplicación de la jerarquía y la autoridad.

En la Cámara Federal de Casación, el máximo tribunal penal del país, la idea de la “federalización” de todos los fueros penales de la Capital Federal es resistida. Ni hablar del “sistema acusatorio”, que le da facultades y poder de investigación a los fiscales en desmedro de los jueces, que sólo fungirán como controladores de las garantías constitucionales.

Sobre la extensión de las competencias de los jueces federales de primera instancia de Comodoro Py a todos los magistrados de instrucción penal ordinarios y a los penales económicos, hay integrantes de la Casación que directamente opinan que es inconstitucional.

Citan, para ello, un fallo de la Corte Suprema que, en otro contexto y a través de una exégesis interpretativa, parece apuntar en ese sentido.

Esa ala, más que conservadora, parece dispuesta a resistir una reforma judicial con esos alcances. Otra, un poco más moderada (y también más política, a pesar de cierto tinte endogámico) desliza que está dispuesta a aceptar una extensión parcial de las competencias federales.

El límite son los jueces de primera instancia en lo Penal Económico. En ese marco, a los 12 jueces federales de Comodoro Py se les sumarían para investigar, por ejemplo, causas de corrupción de funcionarios públicos, 11 penales económicos.

Pero son reacios a que también se les sumen los 63 jueces penales de instrucción. “Los del Palacio de Versailles”, como algunos los llaman, con indisimulado desprecio.

Como la “federalización” del fuero penal alcanza a todas las instancias, las resistencias se repiten también en la Cámara de Apelaciones y en la Casación.

Los jueces casatorios del edificio de Retiro conforman poco menos que una elite; los del fuero ordinario porteño, en cambio, están desbordados y con atrasos descomunales generados por la aplicación de la ley de flagrancia.

El jueves pasado, una jueza de Talcahuano sobreseyó por aplicación del principio de insignificancia a un indigente que había intentado hurtar de un minimercado cuatro paquetes de fiambre envasado. Los jueces de la Casación Federal no se ven (ni quieren verse) a sí mismos interviniendo en una instancia de apelación de un caso como ese.

La receptación de la iniciativa del gobierno parece distinta en la Corte Suprema. La buena relación que mantienen la mayoría de los jueces con una suerte de troika judicial compuesta por los funcionarios Marcela Losardo, Eduardo “Wado” De Pedro y Gustavo Béliz aceita el diálogo y le da fluidez a los cambios.

En la Corte hay no sólo aceptación sino impulso al sistema acusatorio. El traslado de las facultades de investigación de los jueces a los fiscales cuenta con aprobación en lo empírico; sólo existen dudas sobre la capacidad de algunos fiscales para ponerse al hombro causas de algo impacto social y mediático.

Hay menos dudas sobre la capacidad de esos fiscales que sobre el ancho de sus espaldas.

Algunos jueces de lo que podría llamarse el “ala progresista” de la Corte saludan la federalización de todos los fueros penales porque ven allí una herramienta para terminar con lo que –están convencidos- es el cáncer que carcome a la Justicia Federal y generó la pésima imagen que hoy tiene en la sociedad: los servicios de inteligencia.

Las reformas que planea el gobierno, más la política que comienza a aplicar en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), más la causa que investiga el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, aparecen como la quimioterapia esperanzadora para eliminar ese cáncer.

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