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Comida saludable: reducí los alimentos procesados; menos azúcares añadidos y más alimentos frescos en tu dieta. Foto: Internet.
1. Carbohidratos: el combustible que no podés ignorar
Lejos de ser el enemigo, los carbohidratos son fundamentales para el cuerpo y la mente. Representan entre el 45% y el 75% de las calorías diarias recomendadas y son una fuente clave de energía. ¿El secreto? Priorizar carbohidratos complejos y naturales como:
- Cereales integrales: avena, trigo integral y centeno.
- Vegetales y frutas: ricos en fibra y antioxidantes.
- Legumbres: lentejas, frijoles y garbanzos.
Además, no te olvides de la fibra. Este tipo de carbohidrato mejora la salud digestiva y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas. Lo ideal es consumir al menos 25 gramos diarios, que podés encontrar en frutas, nueces, semillas y vegetales.
2. Grasas saludables: indispensables para tu bienestar
Las grasas no son malas, pero hay que elegirlas bien. Las insaturadas, como los omega-3 y omega-6, son esenciales para el corazón y el cerebro. Deberían constituir entre el 15% y el 30% de tu ingesta diaria. Algunas opciones saludables son:
- Pescados grasos: salmón, atún y caballa.
- Nueces y semillas: almendras, nueces y semillas de girasol.
- Aceites vegetales: el de oliva es una joyita.
Cuidado con las grasas trans y saturadas, que están en alimentos ultraprocesados. Si podés evitarlas, mucho mejor.
3. Proteínas: los ladrillos de tu cuerpo
Las proteínas son esenciales para construir y reparar tejidos. Entre el 10% y el 15% de tus calorías diarias deberían provenir de fuentes de calidad, como:
- Proteínas vegetales: tofu, lentejas y nueces.
- Carnes magras: pollo y pavo.
- Pescados grasos: también aportan grasas saludables.
Si tenés más de 60 años, prestá especial atención: necesitás entre 1 y 1,2 gramos de proteína por kilo de peso para mantener tus músculos fuertes.
4. Menos ultraprocesados, más comida real
Los alimentos ultraprocesados no solo carecen de nutrientes esenciales, sino que también están relacionados con enfermedades como la obesidad, diabetes y problemas cardíacos. Algunos ejemplos que deberías limitar incluyen:
- Refrescos y galletitas empaquetadas.
- Cereales azucarados.
- Comidas rápidas y sopas instantáneas.
Optá por alimentos frescos y fijate en las etiquetas: menos ingredientes artificiales, mejor.
5. Carne roja: mejor, en moderación
Aunque es rica en proteínas y nutrientes, consumir carne roja en exceso puede aumentar el riesgo de enfermedades como el cáncer colorrectal o problemas cardiovasculares. Preferí fuentes de proteínas más saludables como:
- Legumbres y granos integrales.
- Pescados ricos en omega-3.
- Carnes magras como pollo o pavo.
Las carnes procesadas, como salchichas o fiambres, son las peores del combo. Si podés evitarlas, tu cuerpo te lo va a agradecer.
¿Estás listo para mejorar tu dieta?
Cuidar lo que comemos no solo es una cuestión de estética, sino de salud y bienestar. Con estos consejos, tenés una guía clara para evaluar y mejorar tu alimentación. ¡Es hora de hacer cambios saludables!