Por eso, la consultora de recursos humanos Randstad dio a conocer 5 indicadores relevantes que identificó para detectar si los las personas están padeciendo burnout o síndrome del trabajador quemado, un estado de agotamiento extremo, físico y mental, que se produce por las presiones y el estrés crónico y que debe ser tratado por profesionales de la salud.
Al respecto, Andrea Ávila, CEO de la consultora para Argentina y Uruguay, sostuvo: “La alteración de nuestros hábitos cotidianos y de nuestra forma de trabajar, así como el acostumbramiento a un largo periodo de rutinas de bajo desplazamiento y limitada socialización se combinan con la sobrecarga de tareas al interior del hogar, dando como resultado un combo que puede impactar negativamente sobre la salud de las personas”.
Fin de año: factores para detectar si estamos “quemados”
- Ausencia de motivación: una señal clave de burnout es la falta de motivación para realizar cualquier tipo de tarea. La persona no tiene energía y se agobia pensando en todas las obligaciones y compromisos que debe cumplir, pierde el entusiasmo y hasta puede sentir rechazo hacia su trabajo y la compañía para la cual trabaja.
- Falta de concentración y dificultad para la toma de decisiones: el cansancio extremo también puede llevar a las personas a manifestar dificultades para la toma de decisiones. Una decisión correcta y efectiva requiere de un esfuerzo cognitivo alto, de claridad de pensamiento y de un gran nivel de concentración, habilidades que se ven seriamente afectadas bajo los efectos del burnout.
- Problemas vinculares y aislamiento: el agotamiento también influye en la manera que tenemos de relacionarnos con jefes y compañeros de trabajo, haciendo que quienes lo sufren tiendan a aislarse y convertirse en personas poco colaborativas.
- Frustración, irritabilidad y negatividad: el estrés crónico saca lo peor de cada uno, nos vuelve irritables, negativos, malhumorados y nos quita claridad afectando el discernimiento. Cualquier problema se torna personal, un comentario constructivo se asume como una crítica negativa, derivando constantemente en situaciones que tensan los vínculos.
- Falta de resiliencia: otro factor que caracteriza al burnout es la falta de resiliencia, es decir, la capacidad para superar un problema y salir fortalecido. Es natural que un fracaso, una mala noticia o una crítica nos hagan sentir momentáneamente mal, pero si el malestar o el enojo persisten, esto indica que hay algo más y que está afectando nuestro desempeño y la relación con nuestros colegas.
Preocupación por la salud mental
Por su parte, una medición de Trendsity, empresa dedicada al análisis e investigación de tendencias, demuestra una situación que se repite en el último tiempo: el cansancio y la preocupación de los argentinos se extiende y se profundiza. Según los resultados del sondeo, el 92% declaró que está preocupado por la situación económica actual, el 75% considera que su situación es regular/mala o desesperante, mientras que el 38% cree probable perder su empleo o que algún familiar lo pierda en los próximos 6 meses.
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El efecto emocional de la pandemia y sus consecuencias se mantiene, afectando especialmente a quienes viven solos.
“El efecto emocional de la pandemia y sus consecuencias se mantiene, y el futuro no tranquiliza: más del 90% reconoce estar preocupado por lo que pueda venir”, resume Mariela Mociulsky, CEO de la compañía.
De hecho, entre los estados de ánimo más recurrentes, la preocupación sigue siendo la más mencionada, con el 55% de menciones. Otras emociones significativas son el cansancio (29%) y la angustia (24%), la ansiedad (21%) y también los altibajos emocionales (17%).
Por otra parte, la medición evidencia que el impacto de la pandemia en la salud mental no cesa: 44% reconoce sentirse deprimido a partir de la pandemia y un 38% reconoció no dormir bien. Se sienten especialmente afectados quienes viven solos y los jóvenes adultos entre 18 y 25 años.
Recomendaciones para evitar que nos agote el año
Emociones como nervios, ansiedad y angustia se suman a factores de riesgo como obesidad y tabaquismo, aumentando la posibilidad de padecer enfermedades. Por eso, desde la organización, y con el asesoramiento del Dr. Ernesto Crescenti, enumeraron algunas recomendaciones para evitar que el año nos afecte.
Si bien el estrés afecta por igual a hombres y mujeres de todas las edades, es importante dejar en claro que, en los casos en que este supere su capacidad de controlarlo, será necesario acudir a un especialista. El cuerpo habla y no podemos pasar por alto sus señales de alerta.
A continuación, 10 actividades para llegar a fin de año de la mejor manera:
- Ser conscientes: Identificar que estamos sufriendo un período de nerviosismo extremo para intentar comenzar a cambiar esta situación.
- Organizarse: Mucha gente sufre ansiedad por sobrecarga de trabajo o compromisos. Cuanto más pormenorizada esté cada tarea, más sencillo será dedicar el tiempo que corresponda a cada cosa, completar la actividad y borrarla de la mente.
- Tiempo para uno: Aunque solo sea media o una hora al día, relajarse, hacer algo que nos guste, olvidar los problemas y dejar la mente en blanco.
- Hacer deporte: Es una buena vía de escape para el nerviosismo y el exceso de energía. Ayuda a conectar con uno y facilita el descanso, así como la segregación de endorfinas, que trabajan por el bienestar del cuerpo y la mente.
- Realizar actividades artísticas: Las actividades relacionadas con el arte y la expresión pueden ayudar a la distensión.
- Dieta balanceada: Evitar estimulantes como el café, el té y las bebidas energizantes. Consumir frutas y verduras, y evitar el exceso de comida y bebida durante las fiestas.
- Llevar una vida sana: Evitar el consumo de tabaco, alcohol en exceso y cualquier otro factor que ponga en riesgo nuestro sistema inmune.
- Buen descanso: El sueño reparador es fundamental para lograr un sistema inmunológico fuerte, ya que durante éste se producen los anticuerpos que defienden al organismo.
- Reírse más: Los momentos de felicidad, la risa y en especial el enamoramiento, producen más “micro-reparadores” y “micro-rejuvenecedores” que mejoran el nivel de vida.
- Tener espacios de contención: Poder conversar de cómo nos sentimos es importante para poder liberar tensiones y sentirse acompañado.