De acuerdo con los mecanismos de validación del bloque europeo, se necesitan al menos cuatro países que representen el 35% de la población total para detener un acuerdo de este tipo. Esa alianza no se conformó, y por eso el proceso avanzó pese a la resistencia francesa.
En medio del G20, el canciller francés Jean-Noël Barrot se reunió con el ministro argentino Pablo Quirno para insistir en que París quiere una “cláusula de salvaguarda robusta” que proteja a sus productores. Ese reclamo volverá a debatirse en la etapa de ratificación, pero Lula dejó en claro que la negociación no depende de Francia en forma aislada: “No estoy negociando con Francia. Estoy negociando con la Unión Europea, que tiene a Costa y a Von der Leyen como negociadores. Representan a toda la Unión Europea. Es con ellos con quienes estoy negociando”.
Una firma fuera de la cumbre del Mercosur
La gran duda ahora pasa por el marco institucional en el que quedará sellado el acuerdo. En principio, se especulaba con que el acto pudiera realizarse durante la cumbre del Mercosur prevista para el 20 de diciembre en Foz de Iguazú. Sin embargo, ese encuentro podría postergarse por problemas de agenda de varios presidentes.
La Cancillería argentina ya había confirmado que Javier Milei no asistiría a la cumbre, mientras que el presidente paraguayo, Santiago Peña, tampoco podría participar. Por este motivo, el bloque analiza mover la reunión para el 20 de enero.
Ante ese escenario, Lula fue contundente: la firma con la Unión Europea no dependerá del encuentro regional. “Lo haré en Brasilia. Lo haré en Brasilia porque, posiblemente, tengamos un problema con Paraguay, que no podrá participar el 20. Posiblemente programemos la reunión del Mercosur para principios de enero y firmaremos el 20 de diciembre”, afirmó.