Más allá de las inmensas mansiones o los coches caros, muchas celebridades apuestan por adquirir su propio yate y navegar al destino que quieran sin necesidad de horarios o billetes de ida y vuelta. Estas grandes casas flotantes cubren todas las necesidades de los clientes y disponen incluso de varias plantas con habitaciones completas. Debido a sus dimensiones, en muchos casos los propietarios tienen que contratar a toda una tripulación que gestione el barco y lo dirija a buen puerto. Conocé el yate, en este caso, de Rafael Nadal.