En el mismo fallo se resolvió también que los cinco chicos atacados a balazos fueron “víctimas de violencia institucional”.
A su vez, el tribunal de juicio condenó a penas de tres y cuatro años de cárcel otros nueve policías por distintas responsabilidades vinculadas al hecho principal, como "encubrimiento, falso testimonio y omisión de los deberes de funcionario público"; mientras que absolvió a los restantes dos efectivos que habían llegado al debate.
La lectura de la parte resolutiva de la sentencia se dio a conocer pasadas las 18.30 en una sala de audiencias colmada en las que los familiares y amigos de las víctimas aplaudieron cuando se conoció la perpetua para Gómez y Alarcón, y luego siguieron con abrazos y llantos de emoción.
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Las "últimas palabras" de los policías acusados
Esta jornada comenzó por la mañana con las “últimas palabras” de los imputados, ocasión en la que los dos principales ahora condenados aseguraron que no tuvieron "intención" de matar.
"No tuve intención de quitar la vida a nadie ni atentar contra nadie", expresó Gómez, tras lo cual pidió "perdón" por el hecho.
Por su parte, Alarcón, manifestó que "no" es un asesino y que "no tenía intenciones homicidas" cuando realizó los disparos.
Los restantes 11 acusados negaron las imputaciones y dijeron ser "inocentes".
La única que atinó a admitir que cometió "errores" cuando se encargó de "plantar" un arma a las víctimas fue Wanda Esquivel (34), quien además pidió "perdón" y terminó condenada a 4 años de cárcel.
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¿Cómo fue el asesinato de Valentín Blas Correas?
Según la investigación, el hecho ocurrió la madrugada del 6 de agosto del 2020, cuando Juan Cruz Camerano Echevarría (20) conducía un Fiat Argo blanco, junto a cuatro amigos y compañeros de colegio: Valentín Blas Correas, Camila Toci, Cristóbal Bocco Camerano y Mateo Natali, ahora mayores de edad pero que al momento del hecho tenían 17 años.
Cuando circulaban en la zona de avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas en el sur capitalino, se había montado un control policial de prevención en donde los efectivos hicieron señas al conductor para que aminore la velocidad, pero al acercarse al puesto de seguridad decidió acelerar y continuó la marcha.
El expediente detalla que el cabo primero Gómez, "con intención de matarlos" efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el automóvil, en tanto su compañero el cabo primero Alarcón, "en acuerdo tácito (con Gómez) y aportando al plan común de dar muerte a los ocupantes del vehículo", también efectuó dos disparos "a sabiendas que no había justificación legal para ello".
Las pericias determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por el suboficial Gómez impactó sobre la zona de la escápula derecha de Correas, que le ocasionó lesiones en el lóbulo inferior del pulmón derecho, la vena cava inferior y el ventrículo derecho, determinándose que la causa eficiente de la muerte fue por traumatismo de tórax causada por el proyectil.
Los demás ocupantes no sufrieron heridas, no obstante, uno de los disparos traspasó el apoyacabeza y la capucha del adolescente Bocco Camerano, a milímetros de su cráneo.
Posteriormente, y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías "plantaron" un arma en las cercanías donde luego ocurrió la balacera.