INESPERADO GIRO

El peor final en la cárcel para Javier Saavedra, el acusado de matar a Jimena Salas de 57 puñaladas

Un giro inesperado sacudió la causa por el femicidio de Jimena Beatriz Salas, ocurrido hace más de ocho años en la localidad salteña de Vaqueros.

El peor final en la cárcel para Javier Saavedra, el acusado de matar a Jimena Salas de 57 puñaladas

Un giro inesperado sacudió la causa por el femicidio de Jimena Beatriz Salas, ocurrido hace más de ocho años en la localidad salteña de Vaqueros. Este lunes, Javier Nicolás Saavedra, señalado como el principal acusado por el brutal crimen, murió tras provocarse lesiones dentro de la Alcaidía General de Salta, donde se encontraba detenido a la espera del juicio oral que debía comenzar este martes.

La noticia generó un cimbronazo en el sistema judicial y en la sociedad salteña, que esperaba con expectativa el inicio del debate oral y público para esclarecer un hecho que conmovió a toda la provincia por su extrema violencia. Saavedra, uno de los tres hermanos imputados por el asesinato, fue hallado gravemente herido en el baño de su pabellón por otro interno, cuando ya había perdido una gran cantidad de sangre.

El hallazgo se produjo en horas de la mañana, cuando el interno que lo descubrió dio aviso de inmediato al personal penitenciario. Los agentes lo trasladaron de urgencia al Hospital del Milagro, pero los médicos confirmaron su deceso al llegar al centro de salud. La escena, según trascendió, fue de enorme conmoción entre los guardias y el personal médico, ya que el acusado estaba bajo custodia estricta por tratarse de un caso de alta repercusión pública.

Saavedra había sido considerado por los investigadores como el autor material del crimen, que ocurrió el 27 de enero de 2017 en el barrio San Nicolás de Vaqueros, una pequeña localidad cercana a la capital salteña. La víctima, Jimena Beatriz Salas, fue asesinada de 57 puñaladas en su propia casa, un hecho que horrorizó a la comunidad.

El caso Salas se convirtió en uno de los femicidios más resonantes de la provincia. Aquel día, el esposo de la víctima, Nicolás Cajal Gauffín, encontró el cuerpo ensangrentado de Jimena al regresar a la vivienda, y a sus dos pequeñas hijas encerradas en el baño, presuntamente para protegerlas de la violencia desatada.

La escena del crimen mostraba una ferocidad poco habitual: múltiples heridas punzocortantes en distintas partes del cuerpo y signos de lucha. La violencia extrema llevó a los peritos a plantear que se trataba de un ataque planificado y cometido con ensañamiento.

Desde un inicio, la investigación atravesó idas y vueltas, hipótesis fallidas y múltiples sospechosos. En 2021, tras años de incertidumbre, el viudo fue llevado a juicio acusado de encubrimiento agravado, pero resultó absuelto por falta de pruebas, lo mismo que Sergio Horacio Vargas, señalado como presunto “campana” del crimen. La absolución de ambos dejó a la causa sin culpables, y generó fuertes críticas hacia el trabajo investigativo de aquel momento.

Tras esas absoluciones, la causa dio un giro radical cuando la Justicia comenzó a apuntar contra los hermanos Javier Nicolás, Adrián Guillermo y Carlos Damián Saavedra, todos ellos oriundos de Santa Victoria Este. Fueron imputados por “homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa, por el concurso premeditado de dos o más personas, y femicidio”, calificaciones que los exponían a la pena máxima de prisión perpetua.

El trabajo de los fiscales incluyó análisis de ADN, rastros biológicos hallados en la escena del crimen, testimonios y nuevas pericias, lo que permitió relanzar la investigación y construir un nuevo expediente con fuertes evidencias en contra de los Saavedra. Entre ellas, se mencionaba la supuesta presencia de Javier en las cercanías del lugar del hecho el día del asesinato y coincidencias genéticas con restos hallados en la vivienda.

Además, Javier Saavedra enfrentaba otra causa paralela por “tentativa de homicidio calificado” contra el agente de policía Ariel Mariano Guantay, episodio ocurrido durante un intento de fuga mientras era trasladado desde Santa Victoria Este hacia Salta Capital. Ese antecedente había motivado reforzar las medidas de seguridad sobre su persona, algo que ahora quedó en entredicho tras su muerte autoinfligida en la cárcel.

La sorpresiva muerte de Saavedra abrió un nuevo capítulo de incertidumbre y polémica en la causa, ya que el juicio oral debía comenzar este martes 16 de septiembre y representaba la oportunidad de esclarecer de manera definitiva quiénes fueron los responsables del asesinato de Jimena Salas.

El Ministerio Público Fiscal de Salta confirmó oficialmente el fallecimiento, mientras que el fiscal penal Santiago López Soto ordenó una serie de medidas urgentes para esclarecer las circunstancias en que se produjo el hecho dentro de la Alcaidía General. Entre ellas, se dispuso la preservación de la escena, la recolección de testimonios de internos y personal penitenciario, y la revisión de las cámaras de seguridad.

Aunque el Poder Judicial aún no comunicó formalmente la suspensión del juicio, se da por descontado que la audiencia será postergada, ya que la muerte del principal acusado implica un reacomodamiento completo de la estrategia de acusación y posiblemente un replanteo de las imputaciones contra los otros dos hermanos Saavedra.

La noticia de la muerte de Saavedra causó conmoción entre los familiares y allegados de Jimena Salas, quienes esperaban el juicio para obtener justicia tras más de ocho años de espera. Organizaciones de mujeres y colectivos feministas que habían seguido de cerca el caso expresaron su sorpresa y preocupación por la nueva dilación del proceso.

Queremos justicia para Jimena. No puede ser que después de tantos años aún no haya culpables condenados”, expresó una vocera de una organización local, que también cuestionó las condiciones de seguridad en las cárceles provinciales y el manejo del Servicio Penitenciario en casos de alta relevancia pública.

En redes sociales, la indignación se multiplicó rápidamente, con mensajes que reclamaban celeridad judicial y transparencia en la investigación de la muerte del acusado, así como el esclarecimiento definitivo del femicidio que dejó a dos niñas huérfanas.

La muerte de Javier Nicolás Saavedra deja múltiples interrogantes abiertos y obliga a la Justicia a reconfigurar el proceso. Si bien los otros dos hermanos siguen imputados, la estrategia de la acusación se basaba en gran medida en la supuesta participación directa de Javier como autor material del crimen, por lo que los fiscales deberán ahora evaluar si mantienen los cargos en los mismos términos o si reformulan la acusación.

Expertos penalistas consultados señalaron que, aunque la extinción de la acción penal respecto de Saavedra será automática por su fallecimiento, el juicio podría continuar con los otros imputados, siempre que existan pruebas suficientes que los involucren directamente. De lo contrario, el proceso podría dilatarse aún más o incluso quedar sin responsables condenados, tal como ya ocurrió en 2021 con las absoluciones previas.

El femicidio de Jimena Salas sigue siendo una herida abierta para la sociedad de Salta, no solo por la brutalidad del hecho, sino también por las demoras y falencias que marcaron la investigación durante más de ocho años. La expectativa puesta en el juicio oral era enorme, ya que representaba la última gran oportunidad de conocer la verdad y llevar algo de consuelo a su familia.

Ahora, con la muerte del principal acusado, el caso vuelve a quedar envuelto en incertidumbre, y el reclamo por justicia vuelve a hacerse oír con más fuerza. Mientras tanto, dos niñas siguen creciendo sin su madre y sin una respuesta judicial definitiva sobre quién y por qué la asesinó con tanta violencia.