La hipótesis de la trata de personas ya había sido mencionada en distintas instancias de la causa, aunque nunca confirmada oficialmente por la Justicia. En principio, se manejaban diferentes teorías: desde un extravío en el monte hasta un secuestro. Sin embargo, la presunta venta del niño abriría un nuevo escenario.
Especialistas en criminología consultados remarcan que este tipo de revelaciones suelen marcar un antes y un después en un expediente judicial. “Cuando un testimonio surge desde adentro del núcleo familiar, las sospechas cambian de lugar. No es lo mismo una denuncia externa que la voz de la propia madre o abuela del niño”, destacó un perito.
Actualmente, el expediente cuenta con ocho personas detenidas, entre ellas allegados directos al niño. El caso se encuentra bajo secreto de sumario, lo que limita la difusión de detalles oficiales. No obstante, fuentes cercanas a la investigación reconocen que las nuevas declaraciones de Catalina podrían motivar más indagatorias y nuevas imputaciones en los próximos días.
La Justicia evalúa ampliar la investigación hacia otras posibles conexiones, tanto dentro como fuera de la provincia. El contexto alimenta la sospecha de que detrás de la desaparición pueda haber una red organizada, con intereses económicos vinculados al tráfico de menores.
Más allá de las aristas judiciales, lo que se vive en el entorno íntimo de Loan es una fractura familiar irreparable. Catalina, con su avanzada edad, se animó a romper el silencio y apuntar contra su propia hija. Ese gesto, según vecinos del pueblo, refleja la desesperación de una abuela que busca respuestas donde la Justicia aún no las da.
“Es difícil imaginar la carga emocional que conlleva señalar a alguien tan cercano. Pero ella lo dijo con claridad: alguien le confesó que Loan fue vendido. Eso no puede pasarse por alto”, expresó una vecina de la familia.
El caso de Loan no es solo un drama familiar, sino también un fenómeno social que golpea a toda la Argentina. Desde su desaparición, miles de personas participaron en marchas y reclamos exigiendo avances en la causa. Cada dato nuevo genera un clima de expectativa, temor y desconfianza hacia las instituciones.
La idea de que un niño haya sido vendido en pleno 2025 resulta escalofriante. Y que esa posibilidad haya sido revelada por la propia abuela del pequeño, multiplica la conmoción. “Si esto se confirma, hablaríamos de un crimen con una crueldad y una planificación inusitadas”, advirtió un sociólogo especializado en problemáticas sociales.
Uno de los puntos que más controversia genera es la lentitud del proceso judicial. Aunque se realizaron numerosos allanamientos, rastrillajes y detenciones, aún no se ha podido establecer con certeza qué pasó con Loan.
Las críticas apuntan tanto a la Justicia Federal como a la provincial, acusadas de “falta de coordinación” y de “errores en las primeras horas de búsqueda”. Para muchos especialistas, esas demoras pudieron haber sido decisivas en el destino del niño.
Con el nuevo testimonio, los investigadores se enfrentan a la necesidad de revisar todo el expediente bajo otra perspectiva. “Si hubo una venta, entonces hubo dinero, contactos y logística. Eso exige investigar redes más grandes que trascienden lo local”, sostuvo un abogado penalista.
En 9 de Julio, un pueblo que apenas supera los 4.000 habitantes, la desaparición de Loan dejó una huella imborrable. Cada esquina, cada plaza y cada escuela recuerda al niño. Desde el primer día, los vecinos se organizaron en marchas con carteles que decían “¿Dónde está Loan?”.
Hoy, tras la revelación de Catalina, la pregunta cambió de tono. Ya no se trata solo de un niño perdido en el monte, sino de un posible crimen con redes de trata que atraviesan fronteras.
Con la causa aún en curso, la Justicia deberá tomar declaración formal a Catalina, corroborar los dichos y determinar el grado de veracidad de la información. De ser así, las imputaciones podrían alcanzar a otros integrantes de la familia.
Los investigadores también analizan rastrear movimientos financieros y posibles comunicaciones que refuercen la hipótesis de una transacción ilegal. Paralelamente, no se descarta que se solicite la colaboración de organismos internacionales especializados en la lucha contra la trata de personas.
El caso Loan, más allá de sus particularidades, se inscribe en una problemática mayor: la de la trata de menores en Argentina. Según datos de organizaciones civiles, cada año decenas de niños desaparecen en circunstancias similares, con sospechas de explotación laboral o sexual.
La revelación de Catalina no solo puede ser clave para encontrar a su nieto, sino también para visibilizar un flagelo que permanece latente en muchas regiones del país.
En medio de este panorama sombrío, la imagen de Catalina se vuelve simbólica: una mujer de 87 años, frágil en apariencia, pero con la fuerza suficiente para dar un testimonio que podría dar un giro a la investigación.
“Lo único que quiero es que mi nieto aparezca”, habría dicho entre lágrimas. Sus palabras reflejan el dolor, pero también la esperanza de que la verdad salga a la luz.