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Le hizo lo más macabro a su hijo para "proteger" a su nuera: "Es la hija que nunca tuve"

De acuerdo con el testimonio de Lorena, su hijo llevaba tiempo sometiéndola a un trato violento, al igual que a Mailyn.

Le hizo lo más macabro a su hijo para proteger a su nuera: Es la hija que nunca tuve

Gemona del Friuli, una pequeña localidad en el noreste de Italia, se vio sacudida por un caso tan espeluznante como difícil de comprender. Lorena Venier, de 61 años, asesinó y descuartizó a su propio hijo, Alessandro Venier, de 40 años, con el argumento de que lo hacía para proteger a Mailyn Castro Monsalvo, pareja del hombre y madre de su nieto de apenas seis meses.

El crimen, ocurrido el pasado 25 de julio, ha dejado atónita a toda la comunidad italiana, no solo por la brutalidad de los hechos, sino también por la confesión directa y fría de la acusada, quien aseguró: “Mailyn es la hija que nunca tuve”.

De acuerdo con el testimonio de Lorena, su hijo llevaba tiempo sometiéndola a un trato violento, al igual que a Mailyn. En sus declaraciones ante la Justicia, la mujer afirmó que “la convivencia se había vuelto insostenible” y que temía seriamente por la vida de su nuera y de su nieto.

Según la investigación, Alessandro estaba desempleado, tenía problemas de adicciones y se negaba a colaborar en el mantenimiento del hogar. La acusada relató que, además, el hombre ejercía violencia física y psicológica contra ambas mujeres.

El punto de quiebre habría llegado cuando Alessandro anunció su intención de mudarse a Colombia junto a Mailyn y el bebé. Para Lorena, esa decisión significaba un riesgo extremo para la vida de ambos. Fue entonces cuando comenzó a gestarse el plan que terminaría en tragedia.

Los registros judiciales indican que el 25 de julio Lorena y Mailyn decidieron actuar. El primer intento consistió en sedar a Alessandro con un vaso de limonada mezclado con tranquilizantes. El plan fracasó: él notó un sabor extraño y se negó a beberla por completo.

Ante este fracaso, Lorena tomó una decisión más radical. Utilizó dos dosis de insulina que había sustraído del hospital donde trabajaba, inyectándoselas a su hijo mientras dormía. Sin embargo, el efecto no fue letal.

La tensión creció y, finalmente, ambas decidieron acabar con la vida de Alessandro por otros medios. Según su propia confesión, lo asfixiaron con una almohada y, para asegurarse de su muerte, lo estrangularon con los cordones de sus zapatillas.

Tras confirmar que Alessandro ya no respiraba, Lorena pasó a una etapa aún más macabra del plan: descuartizar el cuerpo. Con la ayuda de una sierra, lo cortó en tres partes y las colocó en bolsas de basura.

Inicialmente, las bolsas fueron arrojadas a un contenedor cercano. Pero el olor a putrefacción comenzó a llamar la atención de los vecinos. Temiendo ser descubiertas, decidieron recuperar los restos y enterrarlos cubiertos con cal, con la esperanza de frenar el olor y evitar sospechas.

No obstante, el secreto no tardó en desmoronarse.

Pese a los esfuerzos por ocultar el crimen, la presión psicológica comenzó a hacer mella en Mailyn Castro Monsalvo. Según los investigadores, fue ella quien primero se quebró y acudió a la policía para confesar lo ocurrido.

A partir de su testimonio, las autoridades interrogaron a Lorena, quien admitió de forma directa su participación en el homicidio. “Hice algo terrible”, declaró sin titubeos.

Ambas mujeres fueron detenidas de inmediato y se les imputaron cargos por homicidio agravado y ocultamiento de cadáver. Actualmente, permanecen en prisión preventiva mientras avanza el proceso judicial.

Uno de los elementos que más ha llamado la atención de este caso es el vínculo emocional entre Lorena y Mailyn. La acusada describió a su nuera como “la hija que nunca tuve”, justificando así su decisión de “protegerla” de Alessandro.

En su declaración, Lorena sostuvo que su hijo “era una amenaza constante” para la joven y que incluso había llegado a amenazar con matarla. También dijo que, en varias ocasiones, temió que Alessandro lastimara al bebé.

Vecinos y conocidos de la familia han relatado que los conflictos entre madre e hijo no eran nuevos. “Siempre se escuchaban discusiones y gritos”, contó una vecina a la prensa local. Otro testimonio señaló que Alessandro era conocido en el barrio por su carácter agresivo y sus problemas con las drogas.

Mailyn, de origen colombiano, había llegado a Italia hacía pocos años. Su relación con Alessandro fue breve pero intensa, marcada, según sus propias palabras, por episodios de violencia física y verbal.

La fiscalía de Udine ha tomado el caso y trabaja para reconstruir con precisión la secuencia de los hechos. Se están analizando las dosis de insulina administradas, así como los tranquilizantes encontrados en la vivienda.

Los peritos forenses han señalado que la causa de muerte definitiva fue asfixia mecánica combinada con estrangulamiento. La mutilación del cuerpo habría sido posterior al deceso.

El Ministerio Público también indaga si Mailyn tuvo un papel activo en la planificación y ejecución del asesinato o si, como sostiene su defensa, actuó bajo presión y miedo.

El caso ha abierto un debate en Italia sobre la violencia intrafamiliar y hasta qué punto una víctima de maltrato puede llegar a convertirse en victimaria. Algunos sectores plantean que, si bien el contexto de violencia es innegable, la brutalidad del crimen y su premeditación lo convierten en un acto imposible de justificar.

Organizaciones feministas han pedido prudencia antes de encasillar a Mailyn como “cómplice”, argumentando que las mujeres que viven bajo amenazas constantes pueden desarrollar conductas de supervivencia extremas.

Las dos mujeres enfrentan penas que podrían llegar a cadena perpetua. La defensa de Lorena ha solicitado una evaluación psiquiátrica para determinar si actuó en un estado de alteración mental. Por su parte, los abogados de Mailyn buscan demostrar que ella fue coaccionada y que su participación fue limitada.

Mientras tanto, el bebé, hijo de Alessandro y Mailyn, ha quedado bajo la custodia de servicios sociales, a la espera de una decisión judicial sobre su futuro.

El asesinato de Alessandro Venier no es solo un caso policial más. Es una historia que expone las sombras más oscuras de la violencia familiar, donde los roles de víctima y victimario se entrelazan de manera perturbadora.

La combinación de maldad, desesperación y lazos de sangre rotos hace que este episodio quede grabado en la memoria colectiva de Gemona del Friuli, y posiblemente, de toda Italia.