La noche del martes se volvió trágica en Monte Buey cuando dos camiones protagonizaron un violento choque por alcance. Uno de ellos, un Ford 600 con acoplado y cargado con soja, terminó envuelto en fuego poco después del impacto. En el otro vehículo viajaba Alberto Villarroel, quien quedó atrapado en la cabina. Las llamas se propagaron rápidamente y, a pesar del arribo de los bomberos voluntarios, no fue posible rescatarlo con vida.
Cuando las llamas finalmente fueron extinguidas, los equipos de emergencia encontraron el cuerpo sin vida del conductor, calcinado por completo. La escena fue desoladora, y el caso generó conmoción tanto a nivel local como provincial.
A raíz del impacto y la posterior explosión del camión, el tránsito sobre la Ruta Provincial 6 permaneció interrumpido durante varias horas. Las autoridades debieron realizar peritajes exhaustivos para tratar de esclarecer las causas del accidente, mientras los equipos de limpieza trabajaban en la remoción de los restos de los vehículos y la soja que quedó desparramada sobre la cinta asfáltica.
La interrupción de la circulación afectó a numerosos vehículos que transitan por esa vía, una de las más utilizadas para el transporte de granos y productos agrícolas en el interior de la provincia. Esta situación puso en evidencia una vez más las deficiencias en la infraestructura y protocolos de seguridad vial en rutas provinciales, muchas de las cuales carecen de iluminación adecuada, señalización visible y espacios seguros de detención.
El segundo chofer involucrado en el siniestro es un hombre de 51 años domiciliado en Monte Buey. Afortunadamente, logró sobrevivir al impacto. Fue asistido en el lugar por los servicios de emergencia, aunque no se informó de manera oficial sobre su estado de salud actual.
Mientras tanto, la investigación judicial avanza con el objetivo de determinar si el accidente fue producto de una falla mecánica, un error humano o la combinación de varios factores. La fiscalía espera los resultados de los peritajes técnicos y los testimonios para establecer responsabilidades.
Este nuevo caso de fatalidad pone nuevamente bajo la lupa la seguridad vial en rutas provinciales, una problemática que acumula antecedentes recientes con resultados trágicos. El nombre de Alberto Villarroel se suma a una larga lista de conductores que han perdido la vida en rutas donde la prevención, el control y la inversión en infraestructura siguen siendo insuficientes.
Vecinos de Justiniano Posse, localidad de origen del fallecido, expresaron su dolor en redes sociales y exigieron medidas concretas para evitar que hechos como este vuelvan a repetirse. “Era un hombre trabajador, siempre al volante. No merecía morir así”, escribió una allegada en su perfil de Facebook.
La Ruta Provincial 6, especialmente en su tramo entre Justiniano Posse y Monte Buey, ha sido señalada en numerosas oportunidades por transportistas, productores y autoridades municipales como un corredor con múltiples deficiencias. Falta de mantenimiento, banquinas angostas y un flujo cada vez más intenso de vehículos pesados configuran un panorama de riesgo constante.
“Hace años venimos pidiendo mejoras. No se trata solo de parches o bacheos. Esta ruta necesita una reconstrucción seria y una planificación a largo plazo”, declaró un camionero habitual de esa zona al diario La Voz del Interior.
Además, la señalización nocturna es escasa y los controles de velocidad son prácticamente inexistentes fuera de los núcleos urbanos, lo que incrementa aún más la probabilidad de colisiones en horarios de baja visibilidad.
En los últimos años, se han anunciado diversos planes de obras viales en Córdoba, pero la mayoría de ellos no contempla intervenciones directas en rutas provinciales secundarias como la 6. Mientras tanto, los accidentes continúan y la población reclama mayor inversión en infraestructura y control efectivo.
A pesar de que la seguridad vial es responsabilidad compartida entre el Estado, los conductores y las empresas de transporte, las condiciones estructurales de muchas rutas siguen siendo precarias, especialmente en zonas rurales, donde el acceso a servicios de emergencia también es limitado.
Especialistas en transporte coinciden en que es necesario revisar con urgencia los estándares de seguridad en los caminos utilizados para el tránsito de vehículos de gran porte, ya que los márgenes de error son mínimos y las consecuencias, irreversibles.
Este trágico episodio deja al descubierto una realidad que muchas veces pasa desapercibida hasta que ocurre una tragedia. El caso de Alberto Villarroel debería servir como un llamado de atención para que se tomen medidas estructurales y sostenibles que garanticen una mejor seguridad vial en rutas provinciales, donde miles de personas circulan a diario en condiciones que muchas veces los ponen en riesgo sin que lo sepan.