Efectivos del Comando Patrulla de Pilar acudieron al country luego de que se diera aviso al sistema de emergencias 911 sobre un asalto en dicho barrio.
Al llegar al lugar, los agentes constataron que las víctimas habían sido maniatadas y además violentadas físicamente.
El padre asaltado se llama Alberto Calandrino, es juez Nacional de Primera Instancia del Trabajo. En declaraciones a TN, contó que se despertó al sentir "un golpe en la cabeza" y luego vio a cuatro o cinco personas "totalmente vestidas de negro".
"Fueron directamente al dormitorio, trajeron a nuestra hija de otro cuarto, nos maniataron y nos pidieron plata de una forma muy violenta", relató el magistrado. También detalló que el episodio duró "una hora".
"Nos tiraron la casa abajo, revolvieron todas las habitaciones buscando una caja fuerte, nos preguntaron si tenía un arma", expresó el juez, quien recalcó que es el segundo asalto en el country en los últimos tres meses.
Durante el asalto ocurrió algo insólito. Uno de los ladrones intentaba tranquilizar al abogado y a su hija, y llegó a pedirles que hicieran la denuncia dos horas después "porque iban a entrar a robar a otra casa".
"Efectivamente fueron los delincuentes a otra casa, donde sonó la alarma y salieron corriendo", aseguró Calandrino, quien además expresó que "al no ser una persona muy solvente económicamente", tuvo "terror" de que pudieran matarlo.
Los ladrones se robaron 300 dólares, 1.500 pesos y un teléfono celular, y después se dieron a la fuga.
De acuerdo a la información recabada por los policías, los delincuentes ingresaron al predio por un sector del perímetro que limita con un campo y que se comunica con la ruta 34.
En la vivienda asaltada se hicieron presentes detectives de la Sub Delegación Departamental de Investigaciones (Sub DDI) Pilar y personal de la Policía Científica.
Interviene en la causa el fiscal Andrés Quintana, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 Distrito Pilar.