Después de pasar por un quiosco para adquirir bebidas energizantes y champagne, llegaron a la casa de Adrián, ubicada a unas pocas cuadras del bar. Sin embargo, lo que parecía ser una noche prometedora tomó un giro siniestro cuando ella le ofreció una bebida que contenía benzodiazepina, una droga sedante.
A pesar de los efectos de la sustancia, ambos mantuvieron relaciones y salieron al balcón. Fue entonces cuando Adrián notó la presencia de un auto blanco estacionado cerca de su departamento, un detalle que pronto cobraría un significado oscuro.
Al día siguiente, el hombre despertó en un estado de confusión y malestar extremo, y tuvo que llamar a un amigo para que lo ayudara a ir al hospital. Más tarde, al ver las cámaras de su casa, se topó con la magnitud del engaño: Milagros y dos cómplices habían saqueado su vivienda, llevándose consigo dinero, electrodomésticos y ropa.
Tras hacer la denuncia, y decidido a hacer justicia, Adrián comenzó su propia investigación con cuentas adicionales en Tinder. La búsqueda lo llevó a descubrir perfiles con diferentes nombres, pero las mismas fotografías, una red de engaño que lo condujo a dar con la identidad de la viuda negra.
Con la colaboración de la policía, se logró identificar a la responsable y se procedió al allanamiento de su domicilio en dos oportunidades. Finalmente, la viuda negra se entregó a las autoridades y se enfrentó a un juicio abreviado donde se declaró culpable.
Sin embargo, para sorpresa de Adrián, el desenlace no fue agradable: el caso llegó a su fin con una sentencia de tan solo 3 años de prisión en suspenso y trabajo comunitario debido a que era el primer delito cometido por la joven.