“La gota que derrama el vaso no es el enojo, es el cansancio. Porque cuando uno se cansa, ya no avisa. No insiste, no corre detrás de nada. Se detiene, cierra el libro, apaga la luz, baja el telón. Punto final.”
El posteo estaba acompañado de un comentario aún más inquietante:
“Nada para decir. Solo agradecer y (desear) buena vida. Lástima que soy el títere de una h*”.**
La publicación se viralizó en cuestión de horas tras conocerse el crimen y fue repudiada con cientos de comentarios. Usuarios expresaron bronca e indignación frente a la carga de odio y victimización del acusado.
Otro de los posteos difundidos muestra un fragmento de la canción de Alejandro Sanz, “El Aprendiz”, en el que se escucha:
“Y si algo hice mal, es todo porque lo aprendí de ti.”
Si bien a primera vista puede parecer una frase romántica o melancólica, en el contexto del femicidio, el uso de esa letra expuso un intento de Valdovino por justificar sus emociones a partir de una supuesta responsabilidad de la víctima.
Entre sus últimas publicaciones también apareció un video manipulado con inteligencia artificial, en el que se recreaba la figura de un supuesto papa León XIV, inexistente en la historia real, pronunciando frases misóginas.
El material, que circuló en su cuenta de Facebook, contenía expresiones como:
“Mujer que se deja llevar por sus amigas jamás construirá un hogar. Hay mujeres que prefieren escuchar la opinión de sus amigas y darles más importancia que al hombre que tienen a su lado.”
Este tipo de contenidos no solo evidencian el pensamiento retrógrado del acusado, sino que además revelan un uso preocupante de la tecnología para legitimar discursos de dominación sobre la mujer.
Otro posteo que despertó repudio masivo fue una imagen que parafraseaba un supuesto proverbio árabe:
“Cuando estés deprimido y te quieras morir, tírate al mar y verás cómo peleas por sobrevivir y respirar. No quieres morir, realmente quieres matar algo dentro de ti. Identifícalo y cámbialo.”
El mensaje, interpretado hoy bajo la luz del femicidio, fue señalado por especialistas como una clara manifestación de violencia contenida y pensamientos destructivos, que podrían haber anticipado un desenlace trágico.
Sandra Sánchez y Enzo Valdovino contrajeron matrimonio en 2007 y compartieron más de una década juntos en el barrio Buena Nueva, Guaymallén. Según relataron vecinos y allegados, la pareja atravesaba desde hacía años un proceso de separación plagado de tensiones.
Aunque recientemente habían formalizado la ruptura, las discusiones y el malestar parecían no cesar. Testimonios cercanos señalan que la relación estaba atravesada por celos, control y episodios de violencia psicológica.