Los acusados fueron representados por defensores oficiales, quienes intentaron desligarlos de la responsabilidad directa en la muerte. La abogada de Fernández, Mercedes Bussola, sostuvo que las marcas visibles en el cuerpo del bebé podían deberse a intervenciones médicas durante la internación, y pidió su absolución por falta de pruebas.
“No soy el monstruo que dicen que soy y nunca maltraté a los chicos, siempre los traté lo mejor que pude y soy inocente”, aseguró Fernández al decir sus últimas palabras.
Por su parte, el defensor de Aquino, Ignacio Tranquilini, argumentó que no se probó la intención de matar ni un estado permanente de maltrato. Señaló que la mujer llevó al niño al hospital cuando notó que no respiraba y planteó que, en todo caso, la imputación debería ser por un delito menor, como homicidio preterintencional o abandono seguido de muerte.
“Amo a mis hijos. No fui una buena madre, hice lo que pude. No busqué la muerte de uno de ellos. Si tomaba alcohol y los mordí un poco más fuerte alguna vez. Puede ser que haya tomado de más y haya mordido más fuerte, pero fue un simple juego, no fue un asesinato, no maté a mi hijo”, expresó a su vez la madre de la víctima.
En relación con los próximos pasos, el tribunal dará a conocer el monto de las penas y los fundamentos de la sentencia el lunes 15.