El 7 de agosto, cuando ya regía la prohibición de acercamiento, Alejandro Martínez Mónico, secretario de la fiscalía federal, se contactó con Yáñez en Madrid para informarle que ambos organismos estaban a su disposición.
Diferencia horaria… y de día
La comunicación de la Dovic se produjo el 7 de agosto a las 13:13 hora de Buenos Aires, es decir, 18:13 en España, cuando ya hacía casi 24 horas que regía la prohibición de contacto.
Según consta en el expediente, en ese momento Yáñez quiso dejar de manifiesto “dos situaciones vivenciadas en las últimas horas respecto del denunciado Alberto Fernández”.
La primera tuvo que ver con un mensaje que se habría recibido “en el día de ayer” por parte de Fernández, sin dar precisión alguna del horario, ni si fue antes o luego de la prohibición de contacto ordenada.
“La restante circunstancia habría ocurrido también en las últimas horas, donde el denunciado se habría contactado con Yáñez, pero a través de un tercero, pero tampoco brindó ningún tipo de precisión sobre el momento exacto del suceso”, consigna el documento.
“Las últimas horas”
La doble alusión a “las últimas horas” pronunciada cuando hacía casi un día que regía la prohibición de contacto llevó a que se realizara el allanamiento y el secuestro del teléfono y otros dispositivos electrónicos del expresidente.
Ayer, las abogadas de Yáñez precisaron el horario del último contacto de Alberto Fernández.
Pero aquel contacto fue el 6 de agosto a las 17:00 de la Argentina, es decir, casi un día antes de que rigiera la prohibición. No hay indicaciones de un contacto a través de terceras personas.
La defensa de Fernández sospecha que no se trató de un error, confusión o imprecisión, sino de una maniobra para que fuera detenido.